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OPINIÓN/ El retiro de la Corte IDH es una decisión necesaria de la política exterior peruana

Escribe: Miguel Ángel Rodríguez Mackay

Dr. Miguel Rodríguez Mackay - Escuela Superior de Guerra del Ejercito

Una vez fuera del Pacto, estaremos en las mismas condiciones que Estados Unidos y Canadá, que son Estados miembros de la OEA, como el Perú, y están fuera de la Corte IDH

Al cumplirse, hoy, domingo 3 de agosto, 204 años de la creación del ministerio de Relaciones Exteriores, miremos la coyuntura política en torno al debate nacional sobre una eventual denuncia (retiro) del Perú de la Convención Americana de Derechos Humanos que firmamos en 1977, ratificamos en 1978 y aceptamos la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), en 1981, que por cierto, no debemos confundir con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con la cual, eso sí, forman el denominado “Sistema Interamericano de Derechos Humanos”.

Ya no voy a reiterar las razones por las que, siendo probado el sesgo de la Corte IDH y de la CIDH, en contra de los intereses del Perú, no queda otro remedio que denunciar el referido instrumento. Ahora, voy a precisar lo siguiente: 1) No seremos sancionados por hacerlo. El artículo 78° del Pacto de San José, como también se llama a la Convención, lo permite. Bastará un preaviso de un año dirigido por comunicación escrita del Gobierno del Perú al secretario general de la Organización de los Estados Americanos – OEA, sin que para ello requiera autorización del Congreso de la República, pues se trata de una prerrogativa presidencial (Art. 118 inciso 11 de la Constitución de 1993). Nada más que eso, sin desligar al país de los casos pendientes o en curso. ¿Cómo, entonces, podría ser afectado el Perú por una decisión soberana permitida por el propio tratado?.

2) Una vez fuera del Pacto, estaremos en las mismas condiciones que Estados Unidos y Canadá, que son Estados miembros de la OEA, como el Perú, y están fuera de la Corte IDH, pues salir de la Convención no significa que dejaremos la OEA. Todo lo que se diga en contrario, es pura demagogia.

3) El esperado retiro peruano no es producto del capricho ni se haría repentinamente. Ante la ola indetenible de la criminalidad y la incapacidad para acabarla, debemos aplicar la pena de muerte para delitos comunes, y mientras estemos atados al Pacto, que la prohíbe, seguiremos frustrados con un pueblo desesperado que pide a gritos seguridad.

4) El retiro de la Corte IDH sería temporal, es decir, hasta que consigamos la tranquilidad que no tenemos por las violaciones de menores, asesinatos, etc. Nada nos impedirá volver al tratado cuando soberanamente se decida. También todo lo que se diga en contra, es pura demagogia.

5) Consciente de la importancia contar con un tribunal fuera de las fronteras nacionales (Supranacional), vuelvo a lanzar mi propuesta planteada en CORREO en 2018 (https://diariocorreo.pe/opinion/propongo-crear-el-tribunal-andino-de-derechos-humanos-801920/) y reiterada en EXPRESO en 2023 (https://www.expreso.com.pe/opinion/reitero-mi-propuesta-de-creacion-del-tribunal-andino-de-derechos-humanos-miguel-angel-rodriguez-mackay-dd-hh/#google_vignette), y sustentada en el Parlamento Andino, en su sede central, en Bogotá (2022), de contar con un “Tribunal Andino de Derechos Humanos”, como lo tienen Europa, África, los países árabes y el continente asiático. Cuando el Perú decida volver a la Corte IDH, no será incompatible con conservar el referido tribunal de la Comunidad Andina; y, 6) Finalmente, no olviden que la justicia supranacional es complementaria, por lo que debemos hacer una reingeniería radical y completa en la administración de justicia peruana.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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