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OPINIÓN/ El triunfo de Trump evita una eventual Tercera Guerra Mundial

(El Montonero).- Al cierre de esta edición las agencias de noticias y los avances de los resultados del cómputo electoral señalaban que Donald Trump había sido elegido presidente de los Estados Unidos por segunda ocasión.

Guerra entre Rusia y Ucrania y conflicto de Medio Oriente a punto de descontrolarse

Según el conteo de votos el candidato republicano sumaba 276 votos del Colegio Electoral que elige al presidente de la nación más poderosa del planeta (se requiere 270 para ganar la elección), mientras la candidata Kamala Harris sumaba 223. Por otro lado, los republicanos formaban mayoría en el Senado con 52 representantes en tanto los demócratas alcanzaban 42. En cuanto a la Cámara de Representantes, los republicanos llevaban la delantera, pero las cosas estaban por verse al final del cómputo de votos.

A contracorriente de todos los relatos y narrativas del progresismo del mundo, la elección de Trump es la mejor noticia para los ciudadanos del planeta que apuestan por la paz mundial y pretenden evitar una Tercera Guerra Mundial. No es necesario hacer abundar en detalles, pero es evidente que las todas las últimas administraciones de los demócratas han estado vinculadas al escalamiento de las guerras y conflictos regionales que amenazan con globalizarse.

La administración de Joe Biden, por ejemplo, fue incapaz de evitar el escalamiento de la guerra entre Rusia y Ucrania, de una u otra manera, impulsada por la industria militar estadounidense. El conflicto militar amenazaba con convertirse en un problema para toda Europa y todo Occidente, evocando momentos de las guerras napoleónicas o de la Segunda Guerra Mundial. Algo parecido sucede con el conflicto del Medio Oriente, en donde el islamismo de los ayatollahs (chíes) pretende destruir al Estado de Israel como una manera de enterrar las tradiciones occidentales y judeocristianas en el Medio Oriente. Por otro lado, la intensa cooperación militar entre Rusia y Corea del Norte es un elemento de extrema preocupación para la paz en el sudeste Asiático. Asimismo, las tensiones entre China y Taiwán amenazan a crear un conflicto de escala planetaria, considerando las posiciones de los Estados Unidos y del Japón.

Todos estos focos de tensiones regionales estaban a punto de descontrolarse por la extraña lógica de las administraciones demócratas, vinculadas a la industria militar. La elección de Trump cambiará radicalmente estas tendencias porque ahora el objetivo principal de los republicanos es recuperar la primacía económica, tecnológica y en innovación que el capitalismo de los Estados Unidos está a punto de ceder a la economía China. En ese sentido, el eslogan “Make America great again” de Trump pretende señalar que los Estados Unidos debe volver a liderar y ganar largamente la IV Revolución Industrial para seguir siendo el garante imperial de los sistemas republicanos y las libertades construidas en el mundo occidental.

Estados Unidos como Roma –como alguna vez lo fueron Inglaterra y España– combina la república con el imperio. En los últimos siglos el desplazamiento de un imperio por otro se desarrolló mediante guerras como la culminación de la superación económica de una potencia a otra. Los sectores que defienden el papel imperial y promotor de la prosperidad de los Estados Unidos han llegado a la conclusión que Estados Unidos podría ganar cualquier guerra, pero el mundo podría quedar en escombros nucleares e, inevitablemente, la primacía económica de los Estados Unidos cedería a la emergencia de una nueva potencia.

El proyecto republicano de relanzar el capitalismo estadounidense que ahora encarna Trump es, pues, la mejor noticia para quienes defendemos los sistemas republicanos y el sistema de libertades que controlan el poder, para quienes defendemos el modelo de sociedades abiertas que ha construido Occidente.

Los argumentos acerca de que la vuelta de Estados Unidos hacia el capitalismo estadounidense afectará el crecimiento de las economías latinoamericanas no resiste el menor análisis. Claro que las economías cerradas, que se niegan a establecer tratados de libre comercio con la gran nación del norte se verán afectadas considerablemente: desde Cuba, Nicaragua, Venezuela hasta Bolivia. Sin embargo, el Perú y Chile y todas las sociedades que promueven el libre comercio se beneficiarán del relanzamiento del capitalismo estadounidense.

Con la nueva lógica estadounidense de relanzar el capitalismo de los Padres Fundadores, de una u otra manera, regresará la guerra entre China y los Estados por los minerales y materias primas en los países emergentes, la guerra por inversiones estratégicas en América Latina y otras regiones que la gran nación del norte abandonó para focalizarse en los mercados financieros y de capitales.

¡A celebrar, entonces, el triunfo de Donald Trump!

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