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OPINIÓN/ En piloto automático y sin plan de vuelo: Chinchero, un aeropuerto que navega a la deriva

Escribe: Alexandre Ridoutt Agnoli

El silencio es una complicidad que podría costarnos mucho más que dinero: podría costarnos vidas.

Mientras el cemento, el fierro y el asfalto arrasan la tierra ancestral de los incas en las alturas del Cusco y las autoridades celebran con entusiasmo el desarrollo de la obra, el Aeropuerto Internacional de Chinchero avanza a toda máquina sin que se haya respondido hasta hoy, una pregunta elemental: ¿es técnica y operativamente viable? ¿Es realmente seguro?

Aunque el tema fue omitido en la lectura del mensaje presidencial, quedó escrito y aprobado por el Consejo de Ministros en la página 83 del documento oficial entregado al presidente del Congreso: “Se culminará la ejecución de la torre de control y cerco perimétrico del Aeropuerto Internacional de Chinchero.” una afirmación que ratifica el rumbo tomado, pese a las serias dudas técnicas y operativas aún no resueltas.

Las señales de alerta no son nuevas. Desde hace años, profesionales de la aviación han advertido que el proyecto Chinchero adolece de condiciones críticas que afectan la seguridad y la rentabilidad operativa. Sin embargo, esas alertas han sido sistemáticamente ignoradas, minimizadas o silenciadas.

¿Dónde está el Estudio de Seguridad Operacional (ESO)?

Uno de los vacíos más graves del proyecto es la omisión del Estudio de Seguridad Operacional (ESO), documento fundamental exigido por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para proyectos de nueva infraestructura aeroportuaria. El ESO debe identificar los riesgos inherentes a las condiciones, geográficas, meteorológicas, operativas, y plantear medidas de mitigación. En Chinchero, este estudio ni siquiera ha sido validado por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) ni puesto a disposición pública para conocimiento de los operadores ni evaluación técnica independiente.

La ausencia de este documento no es menor: el aeropuerto está siendo construido a más de 3,700 metros sobre el nivel del mar, en una meseta rodeada de terreno montañoso y con frecuentes condiciones meteorológicas adversas. El diseño de la pista, las rutas de ascenso y descenso, y los márgenes de seguridad deben ser cuidadosamente evaluados con base en datos reales. Hasta hoy, nada de eso ha sido presentado con el mínimo rigor técnico exigible.

DGAC y CORPAC: ¿negligencia o subordinación?

Ni la DGAC ni CORPAC han emitido una evaluación técnica concluyente, transparente y no se han hecho responsables de la viabilidad operativa del aeropuerto. En lugar de ejercer su rol fiscalizador y técnico, ambas entidades parecen haber adoptado una peligrosa pasividad institucional. No se ha informado oficialmente si el proyecto cumple con las gradientes mínimas de ascenso para operación con falla de motor (OEI), ni si se cuenta con rutas de salida seguras ante condiciones meteorológicas y operativas adversas.

Esta omisión técnica podría constituir una grave falta administrativa e incluso penal. Avalar un aeropuerto en condiciones potencialmente inoperables no solo representa un riesgo financiero para el Estado, sino que expone a los futuros usuarios a una operación insegura desde su origen.

El Convenio DGAC–OACI: una oportunidad desperdiciada

Otro elemento que agrava este escenario es el uso ineficiente cuando no deliberadamente distorsionado del convenio de cooperación entre la DGAC y la OACI. Este mecanismo, que debió servir como una herramienta de asesoramiento técnico de alto nivel para fortalecer la fiscalización, supervisión y planificación aeronáutica del país, se ha convertido en la práctica en un vehículo para eludir controles del Estado. Hoy, se emplea principalmente como un canal paralelo para el pago de consultorías, sueldos y servicios personales, sin rendición pública de cuentas ni generación de un valor técnico verificable con enfoque sistémico e integral.

Este “acuerdo internacional” ha sido convenientemente blindado frente a auditorías de los órganos de control nacionales, lo que ha impedido fiscalizar con transparencia los fondos públicos transferidos durante años. En el caso de Chinchero, resulta escandaloso que este convenio no se haya utilizado para solicitar una revisión independiente, una auditoría de riesgos, o al menos una opinión técnica neutral sobre la viabilidad del aeropuerto. ¿De qué nos sirve entonces?

Una presidenta a quien la inducen a cometer errores sin medir las consecuencias

En su reciente discurso por Fiestas Patrias, la presidenta de la República puso por escrito con entusiasmo los avances en Chinchero, presentándolo como un logro más de los proyectos destrabados por su gobierno. Lo hizo sin presentar ninguna evidencia técnica ni mostrar conocimiento del debate aeronáutico de fondo. Repitió sin cuestionar el libreto redactado por su ministro de Transportes, convertido más en operador político que en responsable técnico.

La jefa del Estado no midió las consecuencias de sus palabras, ni las implicancias que su respaldo ciego tendrá si, como muchos alertan, el aeropuerto resulta ser una trampa operativa disfrazada de progreso. Su derecho a la ignorancia frente a los hechos técnicos no la exime de responsabilidad.

Un silencio ensordecedor: medios y operadores cómplices

Resulta también llamativo el silencio casi absoluto de los principales medios de comunicación. Mientras se dedican horas de cobertura a avances de obra y discursos oficiales, no se han dado espacio al análisis técnico independiente ni a las voces críticas que cuestionan la operatividad del aeropuerto.

Más grave aún es el silencio de los propios operadores aéreos y gremios de la aviación comercial, quienes, a sabiendas de los riesgos, guardan una actitud complaciente, cuando no abiertamente oportunista. ¿Cuántas aerolíneas se atreverán a operar desde un aeropuerto cuya performance penaliza la carga útil, la seguridad operacional y limitan las opciones de escape ante emergencias? ¿O acaso ya se negocian subsidios y exenciones por lo bajo para compensar en silencio un error que nunca debió ocurrir?

¿Turismo o cálculo político?

El impulso político del proyecto ha superado cualquier análisis técnico. Chinchero ha sido presentado como un símbolo de desarrollo regional, como una obra redentora del turismo. Pero detrás del discurso hay una verdad incómoda: el aeropuerto ha sido utilizado como plataforma política electoral y como cortina de humo para intereses ajenos a la seguridad aérea y el bienestar de los usuarios.

Hoy, mientras se levantan el terminal, la torre de control, la pista y el cerco perimétrico, nadie parece dispuesto a desconectar el piloto automático y asumir el control con responsabilidad, criterio técnico y sin apasionamientos.

Pero las montañas no se mueven, y los límites de la física y la ingeniería no se negocian con discursos.

En Conclusión: ¿quién asumirá la responsabilidad?

Chinchero avanza sin validación técnica, sin estudio de seguridad operacional aprobado, sin evaluación y sin respuesta oficial del director de la DGAC, principal asesor y autoridad responsable de la seguridad aérea en el país.

La advertencia está escrita. La historia juzgará a quienes decidieron no escucharla.

Un comentario en «OPINIÓN/ En piloto automático y sin plan de vuelo: Chinchero, un aeropuerto que navega a la deriva»

  • Respetable su opinion; muy cierto sobre la SMS 100% coincidimos; pero su valiosa opinion no considera el tema tecnico e ingeneril para ello nada es imposible tecnicamnete dentro del marco de la normalizacion y certificacion ingeneril. Un ejemplo simple el primer aeropuerto que se construyo fue en año 1920 y se llama aeropuerto de Huanucopampa esta a 4000 metros de altitud; ademas en el peru todas las aeronaves con matricula OB no podrian despegar con carga util a esa altura; incluyendo todas las aeronaves de guerra de todas las fuerzas; todas las infraestructuras aeroportuario estan en la costa. Pero en el mundo actual China tiene un aero puerto internacional a 4200metros sobre nivel del mar; ademas sucedio algo lamentable podria ser nuestra hija fallecio en la cordillera a 6000metros por una aeronave no podia volar o realizar el rescate a 6000mil metros solo llegaba a 5mil metros y fallecio la turista; todas nuestra cordillera no exite un aeropuerto. Tecnicamente e ingeneril Chinchero es viable la altura es muy bajo a 3700 metros. Y termino las futuras guerras aereas en el peru seran solo en la costa…

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