Si sus datos ya han sido utilizados para este fraude, pueden ser vendidos o compartidos en redes ilícitas. Mucho cuidado.
Las firmas falsas para inscribir partidos políticos han sido históricamente parte de la anécdota política. Pero ahora es distinto, vivimos una etapa en que los datos personales son la materia prima que mueve al mundo digital, económico financiero, social y político: Los datos son una riqueza invaluable y su uso indebido mediante la obtención ilícita de nombres, DNI, direcciones y firmas junto a experiencias y vivencias es altamente punible por la gravedad de los riesgos.
La compra de bases de datos filtradas o robadas de entidades públicas o privadas, universidades, empresas grandes y pequeñas atenta contra los derechos humanos. Los planillones asi recolectados pueden usarse para fraudes y estafas sin contar los enormes peligros de seguridad. Peligros legales y políticos a comenzar por la suplantación de identidad.
Al ser asociado legalmente a un partido aparecen escenarios extremos. Podría ser mencionado en un fraude electoral o en un caso de financiamiento ilícito. Además del daño a la reputación o integridad moral y de afectar la credibilidad personal y profesional. Todo esto aumenta la desconfianza en la democracia y sus instituciones. En la era de los datos toda violación a la privacidad se paga. La ilegalidad comienza con la transgresión de la ley de protección de datos y siguen otras normas.
No estamos en tiempos en que la trivialidad de las firmas falsas era parte de la viveza criolla y nada más. Ahora hay mucho daño en juego que no puede quedar impune. Por lo menos corresponde eliminar de la carrera electoral a los partidos mafiosos e investigar a los responsables. Las víctimas deben conocer el peligro, exigir sanciones severas y acelerar sus demandas penales. Si sus datos ya han sido utilizados para este fraude, pueden ser vendidos o compartidos en redes ilícitas. Mucho cuidado.