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OPINIÓN/ La cuerda se tensa

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza

 

Un gabinete de alto perfil con un gran primer ministro, dotado de amplios poderes, sería el mejor servicio que le podría hacer Dina al país.

El asesinato del profesor Julio Pacheco Pimentel en el colegio donde enseñaba ha enardecido a la opinión pública. Parece representar el fracaso de la (in)acción del gobierno para proveer de seguridad a la sociedad.

Ningún espíritu exaltado es peor que aquel que se refugia en el silencio. Las almas encendidas en la mudez son aquellas que más violentamente estallan.

El enojo acumulado

Dina Boluarte asumió impopular la presidencia y la ejerció de modo impenitente despilfarrando la poca aprobación con que inició su mandato.

Un gobierno incompetente hasta la cronicidad, sospechoso de corrupción incluso en las conservas destinadas a la población infantil y frívolo desde relojes y joyas hasta la cirugía estética, no puede pedir respaldo porque ningún resultado habla a su favor. La incompetencia se ha instalado, la corrupción se ha extendido, los relojes y las joyas se perdieron y los estiramientos ni siquiera se notan. Eso de la mona y la seda es una verdad incontestable.

La gente está con bronca reprimida y parece que sólo Xi Jinping salvará al Perú. Pero nadie lo salvará si el país carece de un proyecto nacional o siquiera de una estrategia.

Lo de las peras y el olmo es otro axioma. Dina no puede: Salamanca no concede lo que natura no da. Y sospecho que no hay afán de Salamanca sino más bien de Morillas (o de Cabani para ser más precisos).

Lo importante es no mentir

Se me ocurre que Dina no llega a 2026 y que hay algo de bueno en eso si evitamos mentir. Una vez que nuestra impopular mandataria convoque a elecciones generales (entiendo que debe ser el próximo abril) todo su poder se desvanecerá. La vacancia asomará como una posibilidad real, pero no hay un Paniagua en el Congreso.

Es más, la búsqueda de un presidente transitorio ahora exige más que un Paniagua, exige también, y sobre todo, liderazgo eficaz en materia de seguridad ciudadana. Su tarea principal (e inexcusable) será devolver la tranquilidad a la sociedad peruana. A partir de ello habrá confianza, habrá nueva inversión y habrá incremento real del empleo.

La estabilidad macroeconómica es un tesoro que el país ha construido, a pesar de todo y a pesar de los últimos gobiernos, en el último tercio de siglo. Pero ya tenemos una violación sistemática de la regla fiscal con este gobierno y así no es.

Habrá nuevas movilizaciones y el leitmotiv será la demanda de seguridad. Habrá quienes intenten distorsionar la motivación principal, pero debemos evitar que lo logren porque una protesta justa no debe convertirse en bandera de oportunistas, que nunca han representado a la mayoría del país. No apagaremos el incendio extendiendo el fuego.

Las leyes que ha dictado el Congreso recientemente no pueden ser la causa de la extorsión, del secuestro y de la muerte de los peruanos. Extorsión, secuestro y muerte vienen de mucho antes.

El Congreso actual es uno de los peores (si no el peor) de los que hayamos visto los peruanos. Pero, si no nos damos cuenta de que las leyes 32108 y 32130, cuya derogatoria piden algunos, no tienen más que pocos meses, estamos muy mal.

Modificar dichas leyes puede ser bueno pero derogarlas como si fueran responsables de la alta criminalidad que data de hace por lo menos de seis años, es francamente una farsa total. Los peruanos somos más inteligentes de lo que algunos creen.

No mentir es crucial para desarrollar unidad nacional. Negar la crisis es mentir y buscar culpas donde no las hay, también.

Vocación de servicio y vocación de renuncia (Patrón dixit) son, ambas indispensables.

Un gabinete de alto perfil con un gran primer ministro, dotado de amplios poderes, sería el mejor servicio que le podría hacer Dina al país.

Y que luego se refugie con sus abogados a preparar su mejor defensa.

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