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OPINIÓN/ ¿Mano firme o la continuidad del chantaje caviar?

Escribe: Madeleine Osterling*

“Para acabar con estos enemigos del Perú, necesitamos autoridades con mano firme, que hagan respetar el principio de autoridad, que no se mareen con el cargo y que sean inflexibles frente al delito, venga de donde venga”.

Más que nunca, la Derecha necesita unirse bajo un candidato valiente con arrastre popular. Indispensable lograr un equipo que permita escoger a los mejores de cada agrupación, cuya prioridad debería ser limpiar esa costra de mandos medios corruptos en las entidades públicas. Con gente correcta, si se pueden lograr objetivos.

La gran pregunta – evidentemente sin respuesta – que da vueltas desde hace mucho tiempo es: ¿Quién ganará las elecciones del 2026? En el Perú es un acto de genuina osadía hacer predicciones porque enfrentamos un escenario político muy volátil y fragmentado. Además, la fiabilidad de las encuestas se ha deteriorado notablemente, tanto en el Perú, como a nivel global.

Pedro Castillo es el mejor reflejo de la incertidumbre y del poder de un “outsider”, aunque sus credenciales personales y profesionales no resistan el más mínimo análisis. No solo los políticos tradicionales están muy quemados, sino que también hay un fuerte voto de protesta contra el “establishment” y uno aún más corrosivo del Sur contra Lima. Tenemos un electorado ignorante y revanchista con el que se tenemos que convivir.

¿Alguien se ha dado el trabajo de escuchar a Vicente Alanoca? Hagámoslo y que no nos sorprenda, no lo minimicemos. Su populismo se sostiene en reivindicar sus raíces aimaras y en proponer una nueva constitución en la que se cambiaría todo el modelo económico y se daría representación política directa a los pueblos originarios, con escaños reservados en el Parlamento. Nos sumaríamos al Club de Perdedores Hispanoamericanos con Bolivia y Venezuela.

Un triunfo de Alanoca sería un gran retroceso histórico y sus primeras víctimas, las industrias extractivas. Si a la fecha se han fugado más de $22,000M, Alanoca y su agenda refundacional podrían precipitar una hégira aún más alarmante de capitales y profesionales. Más que nunca, la Derecha necesita unirse bajo un candidato valiente con arrastre popular. Indispensable lograr un equipo que permita escoger a los mejores de cada agrupación, cuya prioridad debería ser limpiar esa costra de mandos medios corruptos en las entidades públicas. Con gente correcta, si se pueden lograr objetivos.

En efecto, las instituciones pueden ser perfectas en el papel, pero son las personas que las integran las que las fortalecen o prostituyen. ¿De qué nos sirven marcos legales sólidos sino existe una cultura institucional ni ética pública? Hoy el Estado se maneja dentro de una lógica patrimonialista; sus recursos se tratan como si fueran la propiedad privada de quien los administra.

Max Weber desarrolló este concepto con gran lucidez, describiendo al ejercicio del mando político como una extensión del poder personal de la autoridad: aquellos que no tienen la capacidad de distinguir la diferencia entre lo público y lo privado y, no necesariamente por ignorancia. César Acuña es un buen ejemplo contemporáneo, con su sistema de prebendas. Ha sido acusado varias veces de usar recursos públicos para promover su imagen personal e intereses políticos. Su red de universidades no solo persigue nobles fines educativos, sino que le sirve de base para sus candidaturas. Podrá ser poco articulado, pero es vivísimo, el típico criollo que no da puntada sin hilo, la antítesis de lo que debería ser un funcionario público.

Hay otros ejemplos flagrantes de esta perversa confusión como la quebrada Petroperú que ha sido la permanente caja chica del gobierno o, los relojes y joyas recibidos por Boluarte a cambio de una distribución interesada de recursos públicos.

Otro tipo de captura de las instituciones responde a la lógica del poder puro. Controlar el aparato estatal para imponer su voluntad, para garantizar impunidad, bloquear adversarios o simplemente por el placer de dominar, alimentando miedos con un profundo atisbo de sadismo y manipulación. Estoy describiendo al IDL, a muchísimos caviares y, sin ir más lejos, a los fiscales anticorrupción que, idolatrados por la prensa y con presupuesto ilimitado, se sintieron dueños y señores del país. Hoy solo lloran sus fracasos, a un costo altísimo.

Para acabar con estos enemigos del Perú, necesitamos autoridades con mano firme, que hagan respetar el principio de autoridad, que no se mareen con el cargo y que sean inflexibles frente al delito, venga de donde venga.


TOMADO DE:  https://www.expreso.com.pe/opinion/mano-firme-o-la-continuidad-del-chantaje-caviar/



*Madeleine Osterling, abogada y docente universitaria. Su columna de opinión, publicada en el diario Expreso, es de gran ayuda para la discusión política en momentos que el Perú ha ingresado al debate electoral y mira a las elecciones de 2026. 



 

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