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OPINIÓN/ Más allá del sueldo: el reto del liderazgo docente en el Perú

Escribe: Mg. Rodolfo Martinez Silva

 

el reto ya no está solo en exigir mejores condiciones laborales, sino también en fortalecer el rol del maestro.

En nuestro país, año tras año, observamos que la educación no logra dar un salto sustancial ni en lo académico ni en lo social. Esta deficiencia se refleja en la crisis que atravesamos como sociedad, donde el respeto entre los peruanos se ha ido perdiendo, así como la autoridad dentro y fuera del aula. Con frecuencia, se intenta justificar esta realidad apelando a los Derechos Humanos de los estudiantes; sin embargo, surge una pregunta inevitable: ¿y dónde quedan los derechos de los maestros?

La raíz del problema no se limita a los recursos o a la infraestructura, sino que está profundamente ligada a una crisis de valores morales y a la debilidad de la autoridad, factores que impactan directamente en la calidad de nuestra educación y, en consecuencia, en la formación de futuras generaciones.

Debemos recordar que uno de los objetivos centrales de la educación es la formación integral de la persona. Según la Ley General de Educación, en su artículo 3: “La educación es un derecho fundamental de la persona y de la sociedad”. Y en el artículo 9, inciso a), se establece que se deben “formar personas capaces de lograr su realización ética, intelectual…”. Además, la misma ley indica que la educación es un servicio público. Sin embargo, la realidad nos demuestra que no estamos cumpliendo con el espíritu de esa norma.

Esta deficiencia no se evidencia en casos aislados, sino en un patrón de conducta reiterado entre nuestros estudiantes. Un ejemplo reciente ocurrió en julio de 2024, en un colegio público de Surquillo, donde alumnos grabaron el momento en que golpeaban a su profesor, sin que se tomaran medidas de sanción como la expulsión (Infobae) o una medida ejemplar. Asimismo, al conversar con colegas que están en las aulas, muchos reconocen que no pueden actuar frente a los problemas de conducta por temor a represalias o sanciones administrativas, y este temor genera que un buen grupo de estudiantes caigan en el libertinaje y el libre albedrío.

A nivel académico, si bien los resultados de las evaluaciones nacionales e internacionales, como las ECE o PISA, han mostrado mejoras en las últimas dos décadas, estas son mínimas frente a los desafíos que enfrenta nuestro sistema educativo.

Es imperativo reconocer que el sueldo de los docentes ha mejorado respecto a los años 90 e inicios del 2000, cuando su remuneración estaba más cerca del sueldo mínimo. Hoy, gracias a la lucha sindical y a decisiones del Estado, nuestra profesión docente ya no está mal pagada, aunque debe seguir mejorando.

No obstante, el reto ya no está solo en exigir mejores condiciones laborales, sino también en fortalecer el rol del maestro. Es necesario que, desde el Ministerio de Educación y el Sutep, se promueva con la misma fuerza que los docentes se empoderen en las aulas, ejerzan liderazgo pedagógico, se preparen académicamente para sus clases y trabajen en equipo en bien del futuro de nuestro país.

La educación peruana debe avanzar hacia un horizonte en el que los docentes lideren con conocimiento y autoridad, y donde los estudiantes aprendan en un entorno de respeto y disciplina. Solo así lograremos el verdadero objetivo: formar ciudadanos libres, iguales y con condiciones de equidad en el Perú.

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