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OPINIÓN/ Periodismo bajo ataque: denuncio la campaña difamatoria del embajador ucraniano

Escribe: Ricardo Sánchez Serra

Las acciones del embajador ucraniano constituyen una clara extralimitación de sus funciones como embajador, y deben ser atendidas con firmeza por la Cancillería peruana

En casi cinco décadas de ejercicio periodístico, nunca había enfrentado una situación tan injusta y preocupante como la que hoy denuncio públicamente. El embajador de Ucrania en el Perú, Yuriy Polyukhovych, ha iniciado una campaña de difamación en mi contra, difundiendo acusaciones falsas y peligrosas ante representantes diplomáticos acreditados en el país.

Ha hecho llegar un legajo sobre mi persona a varios embajadores, y ha emitido comentarios verbales difamatorios ante personalidades del ámbito diplomático, cultural y político. Primero afirmó que soy un “espía ruso” y ahora “terrorista”. Se trata de imputaciones absolutamente falsas, carentes de sustento y peligrosas por el daño que generan.

Esta escalada absurda y temeraria revela una intención deliberada de desacreditarme, intimidarme y silenciar mi voz como periodista. Incluso ha llegado al extremo de advertir a terceros que no conversen conmigo, bajo la amenaza de que si lo hacen “los embajadores europeos no te van a invitar”. Esta conducta constituye una forma de presión y censura que vulnera gravemente los principios del respeto diplomático y la libertad de expresión.

Estas acciones constituyen una clara extralimitación de sus funciones como embajador, y deben ser atendidas con firmeza por la Cancillería peruana, que tiene el deber de velar por el respeto a los ciudadanos peruanos frente a cualquier injerencia extranjera.

Reconozco su derecho a expresar y defender la posición de su país, pero la confrontación legítima no puede sustentarse en el agravio personal, sino en el debate de ideas

 

Como ciudadano, tengo el derecho de sostener una posición personal sobre cualquier acontecimiento internacional, incluyendo el conflicto entre Rusia, Ucrania-OTAN. Pero como periodista profesional -reconocido con cuatro premios nacionales de periodismo y dos internacionales- ejerzo mi labor con ética, pluralidad y responsabilidad.

En mis crónicas y artículos he publicado posiciones diversas, incluso contrarias a mi visión personal, porque entiendo que el periodismo no es propaganda: es servicio público, es compromiso con la verdad y con el derecho de los pueblos a ser informados. Reconozco su derecho a expresar y defender la posición de su país, pero la confrontación legítima no puede sustentarse en el agravio personal, sino en el debate de ideas.

Mi señalamiento se centra exclusivamente en el accionar del embajador Yuriy Polyukhovych, cuyas conductas vulneran principios esenciales del respeto mutuo entre naciones y del ejercicio soberano de nuestras instituciones

 

Además, como presidente del Centro Federado de Periodistas de Lima, tengo el deber de defender no solo mi trayectoria, sino el ejercicio libre y digno del periodismo en el Perú. Esta agresión del diplomático ucraniano no solo me afecta personalmente, sino que constituye un precedente peligroso para la prensa nacional.

Deseo dejar constancia de que mi denuncia no se dirige contra otros embajadores ni contra la comunidad diplomática en general, con quienes mantengo relaciones cordiales y respetuosas. Mi señalamiento se centra exclusivamente en el accionar del embajador Yuriy Polyukhovych, cuyas conductas vulneran principios esenciales del respeto mutuo entre naciones y del ejercicio soberano de nuestras instituciones.

Rechazo categóricamente las acusaciones vertidas en mi contra. Exijo respeto a mi trayectoria, a mi dignidad y al ejercicio libre del periodismo. Asimismo, hago un llamado a las autoridades peruanas y a la comunidad internacional para que se garantice que ninguna investidura oficial, nacional o extranjera -como en este caso-, sea utilizada para coartar, intimidar o silenciar la labor de un periodista. La libertad de expresión y el derecho a informar deben ser protegidos sin excepción.

La libertad de expresión está protegida por el Artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que reconoce el derecho de toda persona a “buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras”. Ese derecho no puede ser vulnerado por presiones diplomáticas ni por campañas de desprestigio.

La libertad de expresión no se negocia: se ejerce, se protege y se defiende siempre.


*Premio Mundial de Periodismo “Visión Honesta 2023”


 

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