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OPINIÓN/ Prostitución

Escribe:  Francisco Diez-Canseco Távara (*)

La aparición de una red de prostitución en el Congreso de la República no puede ni debe sorprendernos. En la frase lapidaria de Macera el Congreso es hoy un burdel donde inclusive la red de prostitución tenía -¿o aún tiene ?- por objeto  canjear favores sexuales por nada menos que votos.

La prostitución es considerada como la profesión más antigua del mundo desde mediados del siglo XIX por la influencia intelectual de Rudyard Kipling, aún cuando, antes de que se iniciara este “servicio”, ya existían otras profesiones emanadas esencialmente del sentido de supervivencia del ser humano.

Pero este canje de favores sexuales por bienes o servicios no puede asumirse sólo desde el punto de vista de la venta circunstancial de cuerpos para la satisfacción de parroquianos que pretenden de esta manera obtener  una satisfacción sexual: hay muchas formas a través de las cuales los seres humanos pueden prostituirse o, desde el punto de vista legal, sancionarse esta actividad.

En Suecia, por ejemplo, se castiga a quienes compran favores sexuales, no a quienes los venden. En Estados Unidos, un prominente integrante de la cúpula del Presidente electo Donald Trump, Matt Gaetz, ha tenido que renunciar a su designación como Fiscal General de EEUU al develarse una investigación del Congreso que ha revelado que tuvo encuentros sexuales comprados a prostitutas, incluyendo una menor de edad.

Hace ya muchos años que el historiador Pablo Macera afirmò rotundamente que “el Perú es un burdel”. Aunque creo que luego se arrepintió de esa frase tan dura porque en una entrevista que le hice para mi programa de televisión “60 Minutos” me pidió que editara la pregunta y la respuesta que le formulé y que me respondió. Lo hice.

La aparición de una red de prostitución en el Congreso de la República no puede ni debe sorprendernos. En la frase lapidaria de Macera el Congreso es hoy un burdel donde inclusive la red de prostitución tenía -¿o aún tiene ?- por objeto  canjear favores sexuales por nada menos que votos. Imagínense: un número hasta ahora indeterminado de féminas intercambiando sus servicios sexuales por votos que probablemente sirvieron para elegir como Presidente del Congreso a Soto, un personaje con 56 denuncias penales o a Salhuana visible aliado de la minería ilegal o a Gutiérrez como Defensor del Pueblo luego de ser abogado de un prófugo de la justicia como Vladimir Cerrón.

Está claro que este Congreso jamás va a investigar a fondo está gravísima denuncia: otorongo no come otorongo y los integrantes de un burdel no se investigan a sí mismos. Además, tendrían que caer Sansón y los filisteos por las características de la barbaridad cometida que revela cuán bajo a caído la política en el Perú en manos de operadores corruptos que han logrado que el Congreso logre su más bajo nivel de aceptación probablemente en la historia de la República.

Pero hay que sancionarlos.

(*) Presidente de Perú Acción
      Presidente del Consejo por la Paz

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