OPINIÓN/ «Si Dios quiere»
Escribe: César David Gallo Lale

Tte. Gral. FAP
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El argumento principal a favor de la candidatura de Rafael López Aliaga se construye sobre seis pilares que apelan a una parte significativa del electorado peruano…
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La frase política más importante de la semana la dijo el ex Alcalde de Lima y líder presidencial de Renovación Popular, Rafael López Aliaga, quien es el político que más consistentemente ha integrado el lenguaje y las referencias religiosas en su discurso público. Su constante uso de la frase «Si Dios quiere» muestra que su retórica se encuadra en ese espíritu. Ha manifestado públicamente que sus decisiones políticas están supeditadas a la guía divina y “Si Dios quiere que Rafael López Aliaga sea Presidente de la República, va a ser Presidente de la República del Perú”.
La frase encaja perfectamente con su perfil político y personal, que él mismo ha definido con una fuerte identificación con la fe católica que lo caracteriza. No podríamos los peruanos estar más de acuerdo con ello. Dios está siempre presente en nuestras existencias; si no, no diríamos constantemente “Vaya Usted con Dios”, “Que Dios te bendiga”, “Dios dirá”, “Dios quiera”, “Con la ayuda de Dios”, “A quien madruga Dios le ayuda”, «Dios proveerá» etc. Pero ahora además añadiremos que el sustento a favor y los desafíos de una potencial candidatura presidencial de Rafael López Aliaga se basan en su perfil como empresario, su ideología de derecha radical y su gestión municipal.
El argumento principal a favor de la candidatura de Rafael López Aliaga se construye sobre seis pilares que apelan a una parte significativa del electorado peruano, especialmente en un contexto de crisis política y económica:
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Recuperación del Orden y Lucha Frontal contra el Caos. Su discurso firme y confrontacional resuena con un sector de la población harto de la inseguridad ciudadana y del crimen organizado. Su experiencia como Alcalde de Lima (aunque con resultados mixtos y aún en curso) le da una plataforma para prometer una estrategia de choque que restablezca el orden.
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Moralización del país. Apela a un electorado con valores conservadores y religiosos, prometiendo una «reconstrucción moral» del país frente a la corrupción y lo que él percibe como una crisis de valores. Esto le otorga una base de votantes leales y movilizados.
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El «Gestor Empresarial» al Mando del Estado. Como empresario exitoso en diversos rubros, sostiene que el Estado debe ser manejado con la eficiencia y rentabilidad de una empresa privada. Promete destrabar la inversión, reducir la burocracia y aplicar medidas económicas liberales para generar empleo y riqueza.
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Confianza en el Libre Mercado. Es visto por el sector empresarial y por los defensores del modelo económico de 1993 como el guardián más confiable y coherente de la Economía Social de Mercado, prometiendo estabilidad fiscal y tributaria, crucial para atraer grandes inversiones.
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Independencia económica. Su fortuna personal le permite proyectar una imagen de autonomía frente a los grupos de poder tradicionales Esto lo diferencia de políticos percibidos como financiados por intereses ocultos y resuena con el sentimiento antisistema que prevalece en el país.
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Oposición frontal a la izquierda y a la «clase política tradicional». Su postura dura y sin matices lo mantiene como una figura de ruptura, atractiva para quienes buscan un cambio drástico en la dirección del país.
