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OPINIÓN/ Tocando fondo

Escribe: Aldo Lorenzzi Bolaños

Necesitamos un gobierno reformista, que su propuesta primordial sea un Estado con una estructura sencilla, pero que aspire a la excelencia, y la única forma de llegar a este nivel, es que lo más preparados asuman la administración

Quizás para muchos la palabra “kakistocracia”, sea una palabra poco conocida sin embargo, tiene una dimensión enorme en nuestra actual coyuntura, considero que sería la mejor definición para lo que está viviendo nuestro país, hoy en día.

Considerando que muchos quizás no han escuchado este término de kakistocracia, es el significado de un gobierno de los peores ciudadanos, de los menos calificados, de los más corruptos, para poder entender mejor a los que nos referimos.

Desde hace algún tiempo el Perú, viene soportando una serie de crisis que ya han sobrepasado lo político y diríamos que se estaría llegando a una crisis moral de alcances jamás antes vistos.

Estamos quizás presenciando los peruanos, un estado de descomposición de la clase política, más grave de la época moderna, afectando en un mediano plazo la estabilidad del país.

Esta sería la punta de iceberg de diversos acontecimientos de carácter impune y de corrupción, que se han venido dando en la última década hemos visto una serie de actores políticos que lo único que han logrado es desgastar la confianza y credibilidad del ser político, atrayendo a personajes que han construido tableros de negociaciones para sus propios intereses y no para el bien común.

Lamentablemente la gente equivocada ha tomado el poder en nuestro país, haciendo un festín de los recursos del estado, introduciendo prácticas inmorales, y teniendo al pueblo peruano en zozobra y angustia, ya que los problemas que requieren solución inmediata no tienen una luz al final del túnel.

Esta versión del Perú, bastante bizarra, en la cual los niveles de violencia siguen aumentando, con estados de emergencia, en el cual, con gran inversión en políticas de género, sin embargo, cada día hay más feminicidios, con mayor recaudación del estado y con los minerales en alto precio, pero como un estado inoperante, con más leyes más severas hay más delitos, con una obesidad burocrática, incapaz de hacer algo por los ciudadanos.

Necesitamos un gobierno reformista, que su propuesta primordial sea un Estado con una estructura sencilla, pero que aspire a la excelencia, y la única forma de llegar a este nivel, es que lo más preparados asuman la administración del Estado, hemos dejado que personajes con elefantes blancos construyan sus propios tableros de ajedrez, y manejen al país como se les antoje, moviendo sus fichas donde consideren les dará réditos para ellos y sus grupos.

Se requiere coalición del bien común, recuperar instituciones básicas y fundamentales como la familia, hoy ha bajado la tasa de natalidad en nuestro país, adoptando ya políticas públicas exportadas, que están fuera de nuestra realidad, y que en algún momento pasaran factura en nuestra demografía.

Estamos tocando fondo, esperemos que con la próxima administración del Estado, empecemos a remontar esta situación crítica, y volver a ver al Perú como protagonista de la región nuevamente.

 

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