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OPINIÓN/ Tres propuestas

NO ATRACO

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza

 

Alguna vez leí un maravilloso epígrafe sobre los economistas, que los definía más o menos así: “son aquellas personas que hablan de lo que no entienden haciéndonos creer que somos nosotros los que no entendemos”. Tras varias décadas de vida creo que lo mismo se podría decir de casi todos los llamados científicos sociales.

Hace no mucho tiempo, los politólogos (prácticos y académicos) han proliferado y están con la lanza en ristre dispuestos a expropiar al ciudadano una de sus características fundamentales. Aristóteles decía que el hombre era “zoon politikon”, es decir ”animal político”. Lo dijo hace casi veinticinco siglos y no entenderlo (o ignorarlo) a estas alturas es digno de la máxima necedad.

Digo esto porque en 2018, alias Lagarto convocó a la Comisión Tuesta (léase Fernando Tuesta y sus patas) para que diseñara una reforma política que impidiera la corrupción y la incompetencia en la gestión del Estado Peruano (permítanme una respetuosa carcajada). Dicen que un camello es un caballo diseñado por una comisión. La gran reforma (aprobada luego por referéndum direccionado) fue un auténtico desastre y nos trajo la peor representación política de nuestra historia, la cada vez mayor proliferación de partidos para las elecciones, la descontrolada judicialización de la política así como viceversa y la mayúscula pérdida de institucionalidad en nuestro sistema político-jurídico.

Tenemos el deber de recuperar la política para la ciudadanía.

Este artículo sólo intenta proponer tres cosas, cuya eficacia ha sido probada ampliamente. Ninguna es original y, por tanto, no entiendo porqué se las elude siendo tan obvias. Veamos.

1. Juicio de Residencia para los altos funcionarios del Estado, comenzando por el/la Presidente de la República . Esto significa que presidentes, ministros y otros sean sometidos a un procedimiento judicial especial en el siguiente año (o en los siguientes dos años) tras la finalización de su mandato para evaluar si han incurrido en delito durante su gestión. Se llama Juicio de Residencia porque exige arraigo mientras dure el proceso.

2. Renovación por mitades del Congreso a medio término por vía electoral. De este modo la población podrá decidir ratificar o no a los parlamentarios a partir del desempeño de los congresistas sin que se sientan dueños de su escaño durante cinco años.

3. Reducción de la burocracia excedente. El crecimiento descomunal del Estado, sobre todo en materia de recursos humanos, ha traído consigo que el Estado, en todas sus instancias, se vuelva una agencia de empleos hipertrofiada.

Unos pocos comentarios sobre estos planteamientos. El Juicio de Residencia acreditará que los altos funcionarios están dispuestos a someterse a un procedimiento especializado y rodeado de todas las garantías, una vez terminada su gestión. La renovación por mitades del Congreso le devolverá el poder a la ciudadanía y hará que los candidatos a diputados y senadores tengan que exhibir sus cualidades, desempeños y resultados como carta de presentación.

La reducción ordenada pero radical de la burocracia eliminará rápidamente a ahijados, amigotes y amiguitas de la planilla presupuestal. Y disminuirá también la enorme cantidad de asesorías y servicios que no tendrían justificación con una planta funcionarios competentes en el Estado.

Es todo, nada del otro mundo. Quizá algún candidato considere que estas tres cosas son prioritarias y que movilice a la ciudadanía a recuperar la política para la sociedad, a confiar en la política como un servicio público y que vale la pena defender

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