OPINIÓN/ Trump y Maduro
Escribe: Luis Gonzales Posada

¿podrá Trump terminar con la satrapía corrupta y genocida del chavismo, o pactará con la dictadura?
En 1987 Donald Trump publicó «El arte de la negociación», asesorado por el periodista Tony Schwartz, quien se arrepentiría de haber participado en la redacción del libro que catapultó al magnate inmobiliario para hacerse conocido a nivel nacional y después alcanzar la presidencia de los Estados Unidos.
Se vendieron más de 1 millón de copias, y durante 13 semanas la obra ocupó el primer lugar en la lista del New York Times; sin duda, un éxito notable para quien es un potente y audaz comunicador, que ha hecho de su apellido una marca de glamour, riqueza, elegancia y poder.
En su obra, Trump sostuvo, con absoluta sinceridad, que «la clave final de lo que promociono es la bravuconería. Juego con las fantasías de la gente. La gente quizás no piensa a lo grande por sí misma, pero se emociona con quienes lo hacen. Yo lo llamo hipérbole sincera.» (ABC/21 enero 2025).
Sí, la palabra clave, exacta, correcta, es hipérbole, que significa exageración. Es lo que hace repitiendo «volveremos a ser grandes”, “ha comenzado la edad de oro de los Estados Unidos”, “a partir de este día – de su juramentación- nuestro país florecerá y volverá a ser respetado en el mundo” o “seremos la envidia de todas las naciones».
Luego, agrega que «devolveremos a sus lugares de origen a millones y millones de extranjeros criminales” y «enviaremos tropas a la frontera mexicana para repeler la desastrosa invasión de nuestro país», al mismo tiempo que amenaza aumentar un 25% los aranceles a la nación azteca y a Canadá, por la migración y por exportar fentanilo, potente opioide sintético que ha matado a miles de jóvenes estadounidenses.
Esos han sido sus primeros anuncios, junto al retiro de la Organización Mundial de la Salud y del Acuerdo de París sobre cambio climático, así como que prohibirá del uso de vacunas, proyecto impulsado por Robert Kennedy, secretario de Salud y Recursos Humanos, fanático promotor de no inocularse ningún medicamento, inclusive cuando la pandemia devastaba su país.
Sobre Venezuela, el magnate fue cauto, esquivo, diciendo que “probablemente vamos a dejar de comprar petróleo. No lo necesitamos”.
La cautela obedece a que las empresas Chevrón,Texaco, Mobil y Exxon explotan los yacimientos de la Franja del Orinoco, transportando crudo ligero a sus refinerías en la Costa del Golfo de México, ubicadas en Texas, Illinois y Lousiana.
Solo en el periodo 2022-2023 las citadas compañías exportaron a USA 22 millones de barriles de crudo, cantidad equivalente a 17 mil 650 millones de dólares; que solventa el 58% de los ingresos del régimen chavista, abundante dinero que emplea para reprimir a la oposición democrática.
Preguntado sobre el incremento de la compra de crudo, que el primer trimestre del año pasado alcanzó 222 mil barriles diarios, Mike Wirth, el cínico y anético director de Chevrón, justificó el aumento diciendo que “somos un actor comercial, no un actor político”; es decir, que a este sujeto solo le interesa dinero, aunque esos dólares estén manchados con la sangre de miles de seres humanos.
Con estos antecedentes, ¿podrá Trump terminar con la satrapía corrupta y genocida del chavismo, o pactará con la dictadura? ¿Podrá sacar del poder a Maduro, como en su momento los norteamericanos, solos o en alianza con terceros países, lo hicieron con el general panameño Manuel Antonio Neriega, con Sadam Hussein en Iraq o Muamar el Gadafi en Libia?
Los tumores malignos hay que extirparlos porque, de no hacerlo, se expanden a todo el cuerpo.
Esa es, sin duda, una prueba de fuego para su administración, agregando que detrás de Maduro están China, Rusia, Irán, Cuba, Nicaragua y Bolivia, enemigos de occidente.
Veremos, igualmente, cómo actúa Trump sobre otros temas urticantes, entre ellos la bárbara invasión rusa a Ucrania o el apetito expansionista Chino, que amenaza atacar la isla de Taiwán.
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Son tiempos duros, que necesitan de la unidad de los estados democráticos
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