La intromisión de la ideología en la política exterior, atenta contra los intereses del Perú, por ello reiteramos nuestro aplauso a la Cancillería en la persona de Miguel Ángel Rodríguez Mackay y al Gobierno, por la saludable rectificación y por profundizar las relaciones con un país amigo como Marruecos.
Velando y defendiendo los sagrados intereses de la Patria, la Cancillería peruana, dirigida por el notable internacionalista Miguel Ángel Rodríguez Mackay y el gobierno presidido por Pedro Castillo, han decidido retirar el reconocimiento, romper todo tipo de relaciones con la inexistente República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y reforzar las relaciones con Marruecos.
Se hace justicia ante una decisión fútil e irresponsable del excanciller Óscar Maúrtua -que restableció relaciones con la RASD el 8 de setiembre de 2021, que no solo cedió a las presiones del Foro de Sao Paulo, sino que fue contra sus propias creencias y que además no asesoró adecuadamente al mandatario presentándole las fortalezas y debilidades de la desacertada determinación, que conspiró contra los intereses del Perú y su amistad con otros estados. Recordemos su verbosidad en el Congreso contra Marruecos, imprudente e innecesaria, con un lenguaje que ni siquiera utilizaba el Frente Polisario.
Respeto al derecho internacional
Hoy tenemos que saludar y felicitar la decisión peruana porque se encarrila, en primer lugar, en volver al respeto al derecho internacional; en segundo lugar, a respetar la integridad territorial de los estados; en tercer lugar, en apoyar a las Naciones Unidas, a su enviado especial, Staffan de Mistura y al Consejo de Seguridad “para alcanzar una solución política, realista, duradera y consensuada a la controversia en torno al Sahara Occidental”, como señala en su comunicado la Cancillería.
Además, en quinto lugar, se preserva la amistad con un verdadero país aliado del Perú, como lo es Marruecos, apoyando, asimismo, su plan de autonomía en sus provincias del sur.
Importancia de Marruecos
Marruecos, no es un país chiquito, lejano, ni desconocido. Es democrático, estable -en su convulsionada región-, defensor de la paz y seguridad regionales, destacado en la lucha contra el terrorismo e incluso motor en la solución de conflictos. Es muy influyente en el mundo árabe -su Rey, Mohamed VI, es descendiente del profeta Muhámmad (Mahoma)- y africano. En esa esfera de ascendencia, hay más de 60 votos, que el Perú puede necesitar en alguna postulación a un organismo de las Naciones Unidas.
Igualmente, tenemos que recordar dos hechos que son muy importantes en la relación bilateral, el Rey Mohamed VI en su visita al Perú, el año 2004, comprometió el voto de su país y de su esfera de influencia para que el Perú ingresara al Consejo de Seguridad en el año 2006.
Y, más importante también, fue en nuestra defensa de los límites marítimos, la notable y decisiva intervención del prestigioso juez marroquí, de la Corte de La Haya, Mohamed Bennouna y las coordinaciones que hubo para ello, de la que no abundaré en detalles y que la Cancillería peruana conoce de sobra.
Por eso insisto en que se debe privilegiar los intereses del Perú en la política exterior y en las relaciones internacionales.
Obstáculo siniestro
Debemos referir, como paréntesis, que al Perú le urge la compra de fertilizantes para que nuestros agricultores siembren con eficiencia. ¿Era dable sostener que no se le podía comprar a Marruecos -primer productor y exportador de fosfatos en el mundo- porque la Cancillería roja de Landa y Rodríguez Cuadros se oponía, prefiriendo que el Perú sufra de hambre, atentando contra los propios peruanos y contra el Gobierno? De esta manera, se ha podido comprobar, una vez más, que esta ideología nefasta atenta contra los intereses del Perú.
La ficticia RASD
La RASD es un ente que no reúne las condiciones para ser Estado, es decir, territorio, población y gobierno. Se encuentra en Tinduf, en Argelia. Y lo que la RASD, en boca de una banda de secuestradores que es el Frente Polisario, dice que está constituida en los falsos “territorios liberados”. Una mentira muy grande que se ha venido repitiendo, porque esos “territorios liberados”, son la zona de patrullaje de los Cascos Azules de la ONU, es decir, de la Minurso.
Estuvimos en Tinduf y no nos cuentan cuentos y que repiten incansablemente evocando la máxima del cabecilla nazi Goebbels: “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”.
No está demás mencionar, que el derecho internacional no reconoce gobiernos en el exilio.
Pobre población
Evocamos la intervención que hicimos en la Comisión Política Especial y de Descolonización (Cuarta Comisión), en octubre del año pasado, solicitando a los embajadores vayan a Tinduf y se cercioren por sí mismos. En ella, del mismo modo, enfatizamos, que observen a la población saharaui secuestrada en Tinduf, que vive en condiciones infrahumanas y que se autorice a la Acnur, la Agencia de la ONU para los Refugiados, a realizar un censo en la población -que no tiene el estatus de refugiados- para no solamente saber cuántos son, sino que se les pregunte si quieren regresar a su país (Marruecos), quedarse allí o irse a un tercer país.
Ello no lo permite Argelia, que utiliza al Polisario y a los secuestrados en carne de cañón contra Marruecos, en su objetivo afiebrado de tener salida al Atlántico.
Ideología en política exterior es dañina
Que unos pocos países por razones ideológicas hayan reconocido a tengan relaciones con la RASD, eso no significa que otras naciones tengan que hacerlo. Los Estados no son borregos para reconocer lo que otros hacen equivocadamente. Tiene que primar la sensatez, la verdad y el respeto al derecho internacional.
Si el emperador romano Calígula hubiera sido comunista o caviar, entonces para estos rojos estaría bien y defenderían que Calígula haya nombrado a su caballo Incitatus cónsul o senador romano.
La intromisión de la ideología en la política exterior, atenta contra los intereses del Perú, por ello reiteramos nuestro aplauso a la Cancillería en la persona de Miguel Ángel Rodríguez Mackay y al Gobierno, por la saludable rectificación y por profundizar las relaciones con un país amigo como Marruecos.