PERÚ Y LA DEMOCRACIA REGIONAL
Escribe: Francisco Santos
Lo que hoy sucede en Perú tiene el mismo tufo de las protestas de Chile, Ecuador y Colombia: tienen una organización detrás y un objetivo político claro, desestabilizar
Un manifestante lleva la bandera de Perú durante una protesta exigiendo la disolución del Congreso y la celebración de elecciones democráticas en lugar de reconocer a Dina Boluarte como presidenta de Perú, tras la destitución del líder peruano Pedro Castillo, en Lima, Perú, el 11 de diciembre de 2022.
Lo que hoy sucede en Perú tiene el mismo tufo de las protestas de Chile, Ecuador y Colombia del 2019 y las de Colombia del 2021; es decir, tienen una organización detrás y un objetivo político claro, desestabilizar; buscan un efecto regional que ya en parte lograron: crear las condiciones para la elección o el mantenimientos de gobiernos populistas.
Lo que en Colombia llaman la Primera Línea (a la que el presidente Gustavo Petro quiere darle vuelo y por la cual la ha jugado hasta el exceso de convertirlos en gestores de paz) es simplemente una nueva expresión de la guerra urbana asimétrica moderna ,que hoy tiene ramificaciones en todo el continente y es utilizada de manera efectiva, como sucedió en los 60´s con las guerrillas, para lograr objetivos políticos.
Veamos:
En Chile una explosión de violencia coordinada (uno no destruye una línea de metro en una noche) y un funesto manejo del presidente Piñera, dejó a su país con un mandatario del partido comunista y, afortunadamente, una fallida Constitución, que acababa con la viabilidad política y económica del país más desarrollado de la región.
En Colombia, una protesta masiva por una reforma tributaria menor a la que impusieron apenas un años después, y un pésimo manejo del mandatario de turno de la situación, dejó un gobierno populista en el poder, con un ingrediente que aún no ha sido bien investigado y es la presencia de agentes rusos en la financiación de estas protestas a través del alquiler de cuentas de ciudadanos colombianos.
El gobierno entrante buscaría la liberación de los miembros de la Primera Línea, quienes fueron capturados en el marco del Paro Nacional 2021.
Para nadie es un secreto la capacidad de los rusos y de los cubanos para generar desestabilización en la región. Lo llevan haciendo desde hace décadas y lo que antes fue el apoyo a las guerrillas hoy es el apoyo a estas organizaciones, que nacen de los núcleos comunistas y anarquistas enquistados en las universidades, pero que siempre han mantenido vasos comunicantes y de presupuesto con las agencias de inteligencias de esos países.
Ahora la gran prueba es Perú. Donde se añade un elemento mayor que sube la apuesta: el apoyo de los presidentes de México y de Colombia (los otros poco cuentan) a un mandatario golpista. Lo hacen, no me cabe duda, primero porque no aceptan la primera derrota política y legal de ese gran proyecto populista que quieren imponer en la región, y, segundo, porque, en sus fueros internos de dictadores, donde la separación de poderes de la democracia es un obstáculo, no quieren que sobreviva el precedente de un congreso o un poder Judicial que puedan frenar las ambiciones dictatoriales de un populista.
Pero parece que en el vecino país mataron el tigre y se asustaron con el cuero. Un poco parecido a Chile, donde derrotaron electoralmente un proyecto funesto de constitución y siguen pensando en el tema. No nos equivoquemos, en Perú el dictador es Pedro Castillo y quienes actuaron bien, de acuerdo con la ley y la Constitución, fueron el Congreso, la justicia, los militares y la vicepresidenta. No hay gris alguno en ese sentido.