REVISANDO LA HISTORIA: EL “TRIUNFO” DE NICOLÁS MADURO NO ES NOVEDAD
Escribe: Carlos Alberto Yrigoyen Forno
la única manera en que saldrá del poder el grupo mafioso cuyo mascarón de proa es Nicolás Maduro, será por la fuerza
El más reciente proceso electoral en Venezuela, con la victoria arrolladora de Edmundo González Urrutia en las urnas y la proclamación dictatorial de Nicolás Maduro Moros (con 61 años) como “ganador”, por el sometido organismo electoral venezolano, ha generado una serie de reflexiones en las cuales sólo ha estado ausente un factor: la historia comparada con otros procesos similares en nuestra América Latina. En este brevísimo conjunto de hechos y de reflexiones, observaciones y afirmaciones, intentaré enriquecer el análisis del amable lector, para observar que los comportamientos y actitudes políticas en el hermano país de Miranda y de Bolívar, no son originales: tiene antecedentes en la historia del siglo XX (con las naturales diferencias de épocas y de circunstancias) y que, mutatis mutandis, se podrían repetir. Así también surgen los héroes y las heroínas: María Corina Machado Parisca, ingeniera de 56 años, y una multitud de sacrificios anónimos cuyos nombres se irán conociendo al caer la dictadura, son un ejemplo claro del aserto.
LAS REELECCIONES LATINOAMERICANAS
Porfirio Díaz (1830-1915). Es designado presidente de México en 1877. Luego de un levantamiento armado, gobernó directamente con reelecciones fraudulentas sucesivas (1884, 1888, 1892, 1896, 1900, 1904) o con un hombre de paja (Manuel González entre 1880 – 1884), y lo hizo hasta 1911. Sólo renunció obligado por la propia Revolución Mexicana en 1910, traicionado por Victoriano Huerta y presionado por las fuerzas de Francisco Madero. Murió exiliado en París y con ello se marcaría el fin de una era. Sus restos permanecen en Francia, todavía.
Alfredo Stroessner (1912-2006) en el Paraguay. Candidato sin oposición sustantiva tras un golpe de estado que dio en mayo de 1954, fue elegido presidente en agosto y será reelegido por siete (7) veces consecutivas presidente de esa república hasta que, finalmente, fue derrocado en 1989 por un golpe de estado de su consuegro y hombre de confianza, el general Andrés Rodríguez Pedotti (1923-1997). Contrariando todas las apuestas políticas, convocó a elecciones generales tres meses después y ganó con un 74,3% (Stroessner solía obtener más del 95% de los votos!). Al cabo de cuatro años, en 1993, sería electo el ingeniero Juan Carlos Wasmosy y por primera vez al cabo de siete lustros, ocurriría una transferencia efectiva del poder.
La dinastía Somoza en Nicaragua (1937-1979). Anastasio Somoza García es elegido presidente en 1937, y se reeligió sucesivamente hasta 1956, con el interinato de un hombre de paja (Víctor Román) de 1947 a 1950. Muere en un atentado y lo sucede su hijo Luis Somoza Debayle, desde 1956 hasta el año 1963. Fallece por un infarto agudo de miocardio. Lo sucederá su hermano menor Anastasio Somoza Debayle también con sucesivas reelecciones por 12 años, desde 1967 hasta 1979, año que toma el poder la revolución sandinista. “Tachito” Somoza se refugia en Asunción, Paraguay, hasta su asesinato producido el siguiente año de 1980, en una emboscada conjunta de comandos sandinistas y guerrilleros argentinos.
Rafael Leónidas Trujillo Molina (1891-1961), en República Dominicana. Llegó al poder en 1930, instaura un régimen tiránico y se reelige en 1934, 1942, y 1948. Entre los años 1938 a 1942 y de 1952 a 1961 controla el poder a través de una sucesión de presidentes títeres. En 1961 muere en un atentado. La novela del premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas LLosa, “La Fiesta del Chivo” recoge de una manera interesante y detallada los pormenores de esta dictadura que para algunos observadores resultaría típicamente latinoamericana. Al menos para tipificar -sino fuera estereotipar- se trata de una época escandalosa que también viviera nuestro continente.
Dinastía Duvalier en Haití. Francois Duvalier “Papa Doc” (1907-1971), médico elegido presidente en 1957, ejerce su mandato constitucional hasta 1961; se reelige ese año, y en 1964 se autoproclama “presidente vitalicio”. Muere en 1971, luego de instaurar un régimen de terror, el macutismo, y de apoyarse en la religión local de origen africano, el Vudú. Su hijo Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier lo sucederá con apenas 19 años, como presidente vitalicio, cargo que ejercerá por 15 años con más de 40,000 víctimas según cálculos conservadores y una fortuna personal de 800 millones de dólares. Es derrocado en 1986 por una insurrección popular. Finalmente, murió de un infarto, en Puerto Príncipe, el año 2014. Tenía 63 años.
El Castrismo en Cuba (1959). Pocas veces en la historia política del planeta se han conjugado el idealismo y el romanticismo extremos con el engaño, la falsedad y las mentiras más cínicas y premeditadas. En 1959, salvo los dueños de los casinos y centros nocturnos en La Habana, sus socios e inversionistas estadounidenses, toda una gran mayoría de un país abrigaba una esperanza en común y compartida, creía en los jóvenes de Sierra Maestra y en la proclamación de sus arengas populares. El suyo era un discurso pleno de socialcristianismo en el que no estaban ausentes el amor al prójimo ni el bien común.
Como fuera difundido y se advirtiera luego en la realidad, la Revolución Cubana resultó ser una sandía (sindria o patilla, melón de agua, Citrulus lanatus dicen botánicos y agrónomos): verde por fuera y roja por dentro. Logros y triunfos, muchos y muy variados; errores y horrores, fracasos y derrotas, los suyos también son tan extensos como equivalentes.
Al final del camino, con la desaparición física de un líder y figura carismática sin parangón nacional y de estatura mundial cual fuera Fidel Alejandro Castro Ruz (1926-2016), enfrentados con la decepción general, a pesar del innegable mérito en educación y cultura, la alfabetización masiva y las mejoras en salud pública, el modelo integral elegido -el soviético- fue un desastre de tal magnitud que ni siquiera la propia ex URSS lo podía sostener para sí misma.
La imagen que ofrece hoy la Habana, nos exime de mayores comentarios. Y las estadísticas nacionales también acudirían a nuestro favor y empeño. Este pasaje solo se refiere al sistema electoral ininterrumpido durante los 65 años que han transcurrido desde 1959, con un retorno a la fórmula nominal utilizada con anterioridad a 1976, presidente de la república de Cuba, y así vemos luego de Fulgencio Batista Zaldívar (1901-1973) a: Manuel Urrutia Lleó (1959); Osvaldo Dorticós Torrado (1959-1976); a Fidel Castro Ruz (1976-2008), elegido y reelegido presidente durante 32 años continuos para no mencionar su omnímoda presencia como primer ministro en el ejercicio previo a su dictadura presidencial; Raúl Modesto Castro Ruz (en el ejercicio presidencial durante diez años seguidos, 2008-2018) fue el sucesor y hermano biológico del predecesor mandatario en la presidencia de esa república; y Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, nacido el año 1960, es el elegido para ocupar la presidencia desde el año 2019 a la fecha, reelegido con el 97,66% del voto de la Asamblea Nacional del Poder Popular, habiendo ocupado la vicepresidencia durante el mandato de Raúl Castro. Citar la represión emprendida contra los opositores al régimen imperante en la isla de Cuba, supera el marco y el espacio disponible para el texto.
Alberto Kenya Fujimori Inomoto en el Perú. Fue elegido en los comicios populares de 1990, en una segunda vuelta que derrotara al laureado escritor MVLL; perpetra un autogolpe en 1992, disolviendo el Congreso y asumiendo poderes dictatoriales hasta la convocatoria de una Constituyente que lo legitima en 1993. Es reelecto en 1995, ¿venciendo en las urnas? al exsecretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, para presentarse por tercera vez el año 2000, con una interpretación auténtica del párrafo constitucional que impedía la reelección presidencial; obtuvo un cuestionable triunfo electoral que sólo le duraría hasta noviembre de ese mismo año.
La presión popular en su contra expresada, entre otras muestras, con los casi dos millones de firmas recogidas por el Foro Democrático contra la reelección, y la multitudinaria Marcha de los Cuatro Suyos, eclosionó con la indignación nacional al publicarse del video donde Montesinos compraba a un congresista y llevó al fin del régimen. Fujimori renunció por medio de un fax remitido desde el Asia, renuncia que no aceptó el Congreso y procedió a destituirlo por incapacidad moral. En el marco de una cumbre de APEC en Singapur, el mandatario viajó a Tokio, Japón, aplastado por el peso de las evidencias contenidas en los vladivideos que se habían difundido por la televisión peruana.
Allí, en Tokio, residiría por poco tiempo, pues intentó probar suerte como candidato al Senado japonés, gracias al Kokumin Shinto ‘Nuevo Partido del Pueblo’ (disuelto en marzo de 2013), hubiera sido un caso sui generis para un exmandatario latinoamericano y peruano por añadidura, con una doble nacionalidad supuesta, de facto, sin tratado expreso bilateral de por medio. La suya fue pues una aspiración frustrada que precediera su viaje a Chile 2005 y la consiguiente extradición al Perú en septiembre del año 2007. Condenado a 25 años de prisión por violación de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, además de malversación de fondos públicos, finalmente, por una decisión política y criterio jurídico de alta polémica y debate aún pendientes, fue puesto en libertad en diciembre del año 2023. ¿Se lanzará nuevamente para las elecciones de 2026?…
una vez en el poder, utilizan medios y mecanismos lícitos e ilícitos para perpetuarse, eliminando todo aquello que les impida ejercer e imponer su voluntad;
Los diez personajes que hemos mencionado, incluyendo los epónimos en el caso de Cuba y Nicaragua (somocismo y castrismo, respectivamente), comparten varios factores en común:
(1) llegan al gobierno y asumen el cargo con una base legítima cierta;
(2) una vez en el poder, utilizan medios y mecanismos lícitos e ilícitos para perpetuarse, eliminando todo aquello que les impida ejercer e imponer su voluntad;
(3) procuran controlar y someter a las Fuerzas Armadas y Policiales bajo su dominio;
(4) se apoderan del aparato estatal para usarlo populista y demagógicamente con el fin de ganar más adeptos a su causa que terminará siendo la única que favorece a todos y a todo, según ellos;
(5) de manera progresiva y paulatina irán copando los medios de comunicación masiva, saturando la visión colectiva con la preeminencia de su imagen personal;
(6) cooptan las instituciones sociales y los poderes del Estado, atacando y dividiendo aquellos que no puedan cooptar o que mantengan su independencia con respecto al Ejecutivo;
(7) se rodean de una camarilla venal que se irá enriqueciendo en una forma extrema y paralela, sin pudor por las formas;
(8) conforme se asientan en el tiempo, aumentan la represión de manera brutal con un desprecio total por las leyes y los derechos humanos;
(9) se apoyan en alianzas con países vecinos y también lejanos, a los cuales les interesa -por razones geopolíticas estructurales y coyunturales- mantener ese estado de cosas, alegando la no injerencia en asuntos internos;
(10) utilizan razones ideológicas como pretexto, pues, lo que realmente les interesa es el poder absoluto y descarnado;
(11) se disfrazan de democracias y arguyen ser representativos y populares, mediando una aparente limpieza y justeza electoral, pero, se reeligen indefinidamente utilizando aquel poder del Estado y la violencia contra los opositores reales y potenciales;
(12) por último, sólo terminan cuando salen por la fuerza del destino (revoluciones, caos, desorden y protestas públicas), o ante las circunstancias personales más extremas: su propia salud física e inevitable mortalidad.
LA VENEZUELA DE HOY: NO ENFRENTA UN CONFLICTO IDEOLOGICO
Lo primero para entender es, que la situación venezolana no es fruto de un tema ideológico: no se trata de un conflicto entre derecha e izquierda, aunque los intereses en juego quieran presentarlo de esa manera. Es un conflicto entre un grupo de características delictivas de una mafia internacional que se ha apoderado del poder, y un pueblo que intenta liberarse de tamaña opresión.
Nicolás Maduro no es libre para renunciar, como muchos se ilusionan y otros menos suponen; no es un líder nato, sino la cabeza visible de una organización mayor que controla las Fuerzas Armadas y Policiales, la economía legal y sobre todo la ilegal, y el saqueo del riquísimo erario nacional que significa el petróleo y otros recursos naturales. Con un añadido extra, la presencia cubana que incluye el control de la seguridad y los servicios de inteligencia, para garantizar el abastecimiento energético de la isla con el mínimo costo posible: pago ninguno del régimen castrista y colocación de sus propios cuadros políticos y profesionales de dudosa eficiencia como no sea la propagandística eficacia y asesoría en materia represiva.
Excelente análisis y conclusiones a la situación política en Venezuela y advertencia de lo que puede ocurrir en Perú.