¿Pueden hoy cumplir las Rondas Campesinas con la loable misión que se les ha encomendado la ley ? Difícilmente dada la infiltración extremista pero no irreversiblemente porque en este, como en otros casos, nos estamos enfrentando a minorías actuantes,
Invitado por la “Unificación de las Rondas Campesinas Nativas y Urbanas del Perú” (URCANUP) concurrí ayer a su convención nacional, realizada en el hemiciclo de la Municipalidad de Comas, para tratar un tema de mi especialidad como quinuero debidamente acreditado: la agroexportación en el Perú.
Al ingresar al recinto, me empezaron a llegar mensajes amenazadores: que mejor me retirara porque una minoría roja rechazaba mi presencia y que inclusive dos ministros del régimen de Boluarte, también invitados, habían optado por no concurrir por ese mismo motivo.
Por cierto, hice caso omiso de las amenazas, que fueron contradichas por una mayoría de bienvenidas, y luego de un diálogo cordial con una rondera iqueña que se identificó como castillista, ella misma me cedió el uso de la palabra: hablé claro y conciso, no sobre agroexportación, sino sobre la necesidad de preservar la democracia en el Perú de quienes, como la minoría extremista de ese cónclave, acuden a la intimidación para acallar las voces de quienes con ellos discrepan porque los rojos utilizan las libertades fundamentales del sistema democrático para destruirlo. Luego me retiré entre miradas amenazadoras y una cortina de ronderos que apoyaron mi presencia y me pedían disculpas. Quedé en regresar cuando lo requieran para hablar de agroexportación.
El objetivo central de ese congreso ha sido el fortalecimiento de la ley 27908 que regula a las Rondas Campesinas “como forma democrática y autónoma de organización comunal” que “pueden establecer interlocución con el Estado, apoyan el ejercicio de funciones jurisdiccionales de las comunidades campesinas y nativas ,colaboran en la solución de conflictos y realizan funciones de conciliación extrajudicial conforme a la Constitución y a la ley, así como funciones relativas a la seguridad y a la paz comunal dentro de su ámbito territorial”.
El sentido de dicho fortalecimiento ha sido extender el ámbito de esa ley a las Rondas Urbanas: podría sonar razonable pero se superpondría a las juntas vecinales -que deberían funcionar en todo el Perú, cual no ocurre- y resulta hoy peligroso en una institución como la de los ronderos penetrada por la extrema izquierda totalitaria que sólo trabaja en función a sus propios y corruptos intereses.
¿Pueden hoy cumplir las Rondas Campesinas con la loable misión que se les ha encomendado la ley ? Difícilmente dada la infiltración extremista pero no irreversiblemente porque en este, como en otros casos, nos estamos enfrentando a minorías actuantes, vocingleras y dogmáticas y abusivas. Y tenemos que derrotarlas y extirparlas.