No perdamos de vista la responsabilidad de todos en elevar el nivel de información y cultura política de nuestros o los electores en general, para que tengan claro lo que es un partido político, un político, un politiquero; a fin que puedan desechar de sus preferencias a quienes son expresión del trasfuguismo, oportunismo, deslealtades, huérfanos de convicciones y principios,
El Ejecutivo publicó la Ley de Reforma Constitucional N°31988 aprobada por el Congreso. Modifica 23 artículos de la Constitución de 1993; disponiendo, en su primera complementaria final que, su aplicación entra en vigor a partir de las próximas elecciones generales; así mismo, en su segunda, la implementación de las cámaras legislativas se financia con cargo al presupuesto institucional del Congreso de la República, sin que sobrepase el 0.6% del Presupuesto General de la República (porcentaje opinable mientras no se sustente en una reingeniería integral de la institución que, considere la eliminación de gastos innecesarios, de los que se viene abusando en los últimos tiempos).
La norma, etiquetada como de retorno al Congreso Bicameral (Diputados y Senadores), constituye para gran sector de peruanos, una importante y necesaria reforma política; pero, lamentablemente ha sido contaminada por contener el contrabando de la reelección inmediata, incluyendo a los miembros del actual Congreso que, pese a la desaprobación que tienen, podrán acceder a candidaturas para diputados o senadores, con ventajas y sinecuras (bonos, semana de representación, edad menor a la de otros, etc.) de las que gozarán, como producto de su falta de ética y de grandeza, para hacer que la reelección opere desde el 2031, a fin de no provocar a la ciudadanía, reeditando la reacción contraria a la reelección inmediata que se percibe, como en el referéndum de 2018, que incidió en el voto contra la bicameralidad.
Lamentablemente, el retorno a la bicameralidad, adolece de la condición primordial, reclamada por años: la reforma integral del sistema político y sistema electoral que garantice una mejora sustancial en la representación política; toda vez que la sola vuelta del Senado, es insuficiente para elevar la calidad legislativa, si el marco legal no es adecuado para adecentar la política y si los partidos no presentan candidaturas que hayan pasado por filtros que garanticen su idoneidad, limpia trayectoria, preparación política y que no sean resultado de “procesos de democracia interna” en los que el dinero y el dedo de los dueños confeccionaron las listas. Por lo que se imponen procesos internos transparentes, bajo la modalidad de un militante un voto secreto, directo y universal.
Por otro lado, hay tiempo, para fortalecer la Ley de Reforma. Es necesario que, antes del 28 de julio del 2026 se tenga listo un plan de reingeniería integral del Congreso en los campos administrativo y económico, referentes a la racionalización de personal de planta y asesorías y a políticas de real austeridad; una reforma del Reglamento Interno adecuándolo a la nueva realidad, teniendo en cuenta por ejemplo, la necesidad de cubrir vacíos respecto a los “pesos y contrapesos” entre las dos cámaras, sobre todo en el trámite de las iniciativas legislativas en la que, el Senado no puede ser instancia de “jefatura” que archive y/o modifique proyectos de ley que les elevan, sin solicitar levantamiento de sus observaciones, sino ser colegisladora que busque consensos y la viabilidad de las propuestas de diputados y viceversa. Así así mismo, con miras a las elecciones, coincidente con la de convocatoria a elecciones generales, se elimine las ventajas de las candidaturas “reeleccionistas”.
Sin duda hay muchos otros aspectos que se señalan los expertos en gobernabilidad y temas constitucionales, como por ejemplo eliminar la posibilidad de que los parlamentarios asuman responsabilidades ministeriales, por ser contraía a la voluntad popular y por utilizarse en los contubernios que obstaculizan el control político; por eso, insistimos en que todavía hay y tiempo para perfeccionar la reforma con alguna -todavía- modificación constitucional, leyes de desarrollo constitucional, adecuación del reglamento interno congresal, perfeccionamiento de ley de partidos políticos y estatutos de los mismos. Todo depende de la voluntad política y la presión de quienes pensamos que los intereses del país deben estar sobre los intereses que lamentablemente han contaminado la ley de retorno a la bicameralidad; sin duda, la reforma constitucional más importante aprobada por este Congreso.
No perdamos de vista la responsabilidad de todos en elevar el nivel de información y cultura política de nuestros o los electores en general, para que tengan claro lo que es un partido político, un político, un politiquero; a fin que puedan desechar de sus preferencias a quienes son expresión del trasfuguismo, oportunismo, deslealtades, huérfanos de convicciones y principios, etc., que son los que han llevado la política a los niveles del desprestigio que hay y como consecuencia abonan la crisis política que nos abate en diferentes campos; pero que se generan desde la selección de candidaturas y se consuma con el voto desinformado (solo por cumplir). Creo, “allí está el detalle”.