Ahora tocaría a los propios partidos efectuar los filtros correspondientes para validar la idoneidad profesional y moral de sus potenciales candidatos y así evitar el triste espectáculo que hoy vivimos
Si hay algo que se ha depreciado, con infortunadas consecuencias, en el escenario político peruano es la lealtad de militantes y especialmente de dirigentes a los partidos políticos: una señal clara es el transfuguismo de congresistas que ha generado la aparición de numerosas e ilegítimas “banquitas” en el Poder Legislativa y el mercantilismo desbordado de una sub clase política representada por una plutocracia avezada e ignorante.
Y no existe esa lealtad porque, a diferencia de lo que señaló hace muchos años un destacado político alemán, los partidos no se constituyen hoy como una unión de ideales y concluyen como una alianza de intereses, sino que se forman precisamente como maquinarias electorales al servicio de intereses personales o de grupo, tanto que ahora vergonzosamente se habla de “dueños” de los partidos: en muchos casos, los “dueños” no reemplazan pero si designan a “líderes” transitorios y de pacotilla.
No hay convicción ni mística y, sin ambas, no puede haber lealtad. Y se han ido perdiendo en un largo proceso de deterioro moral y de impune corrupción protagonizado por sucesivos gobiernos desde hace cuatro décadas convirtiendo al Estado en un botín y a buena parte de los partidos políticos en verdaderas organizaciones criminales.
El viernes se inscribieron miles de ciudadanos en los 30 partidos registrados en el Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones. La razón de estas masivas inscripciones es muy clara: la ley establece que sólo podrán participar en las elecciones internas para designar al 80 por ciento de los candidatos al Congreso y a la plancha presidencial quienes se hayan inscrito hasta el 12 de Julio de este año.
Ahora tocaría a los propios partidos efectuar los filtros correspondientes para validar la idoneidad profesional y moral de sus potenciales candidatos y así evitar el triste espectáculo que hoy vivimos de un Congreso manejado por una mayoría artificial, corrupta, inepta y plena de oportunismo e ignorancia.
Honradamente, no creo que esto ocurra. Lo que quieren quienes hoy manejan los hilos del Poder en el Perú es precisamente más de lo mismo sin percibir, porque no quieren o no pueden hacerlo, que nuestros compatriotas están hartos de tanta sinverguencería e improvisación.
En Perú Acción, estamos trabajando duro para consolidar un verdadero partido político con ideales, ideas y programas y una integración de gente honesta y capaz, que amamos a nuestro país y vamos a realizar una auténtica Revolución Pacífica a través de nuestro plan de gobierno “Mano de Hierro”.