Un gran número de migrantes de nacionalidad ecuatoriana y colombiana, se sumó durante la madrugada del lunes al resto de extranjeros que aún permanecen varados -desde hace más de 20 días- en la frontera entre Perú y Chile.
Tras el primer vuelo humanitario a Venezuelase ha presentado un nuevo problema: algunas familias han tenido que separarse o decidir no abordar el avión debido a que los esposos -inclusos los hijos- tienen diferentes nacionalidades.
Con el arribo de estas personas, la presencia de migrantes en la zona limítrofe aumentó a 300 aproximadamente a pesar de que este domingo un grupo de 115 venezolanos retornó a su país en un vuelo de repatriación.
Sin embargo, tal como pudo constatarRPP Noticias, se ha presentado un nuevo problema tras este primer vuelo humanitario que partió desde Arica.
Y es que algunas familias han tenido que separarse o finalmente decidir no abordar el avión debido al tener los esposos -inclusos los hijos- diferentes nacionalidades.
Ese es el caso de Jackson Reyes, quien señaló que «yo soy ecuatoriano, el vuelo sólo son para personas de nacionalidad venezolana».
«Mi caso es bien particular, porque yo soy ecuatoriano y mi esposa venezolana, no me dejan ni acceder a anotarme», agregó el ciudadano ecuatoriano, cuya esposa es venezolana y su hija, chilena.
«Lo que pedimos nosotros los ecuatorianos es que se hagan un corredor humanitario para los colombianos, ecuatorianos y demás extranjeros porque también hay haitianos. Estamos viviendo entre la suciedad, es bien penosa la situación», expresó.
Sostuvo, además, que «no me dan solución, se hacen de oído sordos y eso es lo que más le intriga a uno».
Por tal motivo, con el propósito de llamar la atención de las autoridades pertinentes, el ciudadano ecuatoriano indicó que junto a otros migrantes tomaron la carretera que une Tacna y Arica por espacio de una hora «pero la Policía intervino y nos sacó».
Como se sabe, centenares de migrantes, mayoritariamente venezolanos, han permanecido desde hace varios días en la zona de frontera de los dos países, con la intención de abandonar Chile, ante el endurecimiento de los controles migratorios por parte del gobierno de Gabriel Boric.
Perú, por su parte, les ha impedido el ingreso alegando falta de documentación, pero además militarizó sus fronteras por 60 días con el fin de reforzar el control y vigilancia.