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TODO VALE

Escribe: Francisco Diez-Canseco Távara (*)

La presencia de falsos valores y, para ser más precisos, de una rampante mediocridad combinada con una osadía a prueba de balas, son hoy parte medular de un sistema en el que diversos medios de comunicación están parcelados

El problema de fondo de la actuación de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) va ciertamente mucho más allá de la arbitraria e ilegal suspensión de la Fiscal de la Nación Patricia Benavides y de las graves y probadas  violaciones constitucionales realizadas por sus integrantes que ameritan su inmediata destitución: el problema de fondo consiste en la evidencia de la precaria institucionalidad de un país como el nuestro en el cual la corrupción y la más descarnada inmoralidad se han apoderado de un Estado en el que la tinterillada y el manejo distorsionado de las normas y los medios, para obtener o preservar los beneficios del Poder, ha llegado ya a extremos inimaginables.
La foto trucada de la señora Boluarte con el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante su visita a las Naciones Unidas, para demostrar que sí había tenido con él una inexistente reunión bilateral, es un ejemplo emblemático de la gravedad de la crisis institucional  por la que atraviesa el Perú, por más circunstancial que pueda parecer, ya que revela una ausencia total de escrúpulos en el manejo del Estado y una carencia de dignidad que es indispensable para el ejercicio del Poder en cualquier nivel.
Hoy, en el escenario político ,fiscal y judicial todo vale. Mientras la JNJ hace lo que le da la gana con la Constitución y su propia ley y reglamento, las imputaciones penales pueden conducir a largas detenciones preventivas que luego no culminan en las esperadas y debidamente sustentadas acusaciones fiscales, en tanto que los involucrados salen a la calle luego  de largos procesos que, en muchos casos, a nada conducen pese a evidencias claras de comisión de delitos de corrupción. Y los acusadores no asumen responsabilidad alguna por su ineficiencia y/o su propia corrupción.
La presencia de falsos valores y, para ser más precisos, de una rampante mediocridad combinada con una osadía a prueba de balas, son hoy parte medular de un sistema en el que diversos medios de comunicación están parcelados por las mismas razones: ausencia de ética y fundamental esencia crematística frente a un Estado  convertido en botín de oportunistas impunes que llegan al Poder en base al dinero, la desinformación y la existencia de partidos políticos convertidos en meras maquinarias electorales al servicio de intereses subalternos.
Se requiere frente a este estado de cosas una Revolución Pacífica que desarrolle una conciencia nacional informada y crítica y que regenere el tejido político expulsando el oportunismo y la inmoralidad y propiciando la participación activa de quienes sí tienen la honestidad, las ganas y la capacidad y preparación para ejercer el Poder en beneficio de todos los peruanos y no en el suyo propio.
(*) Presidente de Perú Acción

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