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OPINIÓN/ Mucho Cuidado

NO ATRACO

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza

 

A ver si juntamos a los salvos (es un decir) porque esta es una misión sagrada. Debemos salvar al país del caos.

 

Terminó el sainete. Dina Boluarte canjeó un Primer Ministro por un viaje. Cayó Adrianzén y cayeron tres ministros más (José Salardi, el único importante). Obtuvo a cambio la presidente, su viaje al Vaticano Podrá mostrarse ante el Papa y ante otros mandatarios, que probablemente no querrán darle la mano: dos por ciento de aprobación podría ser gravemente contagioso.

El Gabinete de Eduardo Arana, así se llama el ignoto nuevo premier, es peor que el anterior. Sin José Salardi, el MEF amenaza con ser un forado. Con Juan Alcántara en Justicia, Nicanor Boluarte (el hermanísimo) se asegura una ficha en el Poder. Y todo apunta al abismo. Es muy probable que el Consejo de Ministros no reciba la confianza del Congreso en junio.

Mientras tanto, el miércoles 14 el paro de transportistas fue apenas acatado en Lima y bastante más en el sur del país. Pero hubo marchas con vocación violenta al cerrar el día. Y la violencia va a crecer al punto de que se superpondrán lo político y lo delincuencial. Ya veremos porqué.

El Congreso está, casi sin querer, ante la cuenta final. La presidente accidental es muy impopular. El rechazo social hacia ella es cada vez más marcado y comienza a calentarse el ambiente. Nadie espera otra cosa del resto de su gobierno que no sea más delincuencia, más incompetencia y más corrupción. Pronto la palabra pertinente será odio y no rechazo. Y un año es mucho.

El país, aunque no queramos verlo, pende de un hilo muy delgado y el “cambio de gabinete” suena a burla. A una burla más.

 

¿Qué es lo que se nos viene?

Hay quienes creen que Sendero se acabó con la captura de Abimael Guzmán en 1992. Dios preserve su inocencia. Ya desde la mitad de los ochenta, Sendero había extendido su vocación de banda delincuencial al escenario del narcotráfico. Pero desde mucho antes carecía de escrúpulos para, por ejemplo, asaltar la caja de la Universidad San Cristóbal de Huamaga o la de la Academia César Vallejo.

Cuando Guzmán suscribió el Acuerdo de Paz, Sendero Luminoso se dividió formalmente (aunque dudo que realmente) en dos facciones: los partidarios de Gonzalo (sobrenombre de Abimael) se identificaron como los “acuerdistas” y los que decidieron continuar con la lucha armada, que se autodenominaron Proseguir. El hecho cierto es que los cuadros más expuestos a la represión estatal, sobre todo en las ciudades, dijeron haber decidido incorporarse a la lucha política. Dijeron.

Sendero o Movadef o Conare o Fudep o como se llame, ahora está intacto en Ayacucho, tanto en su versión política como en su variante militar en el VRAEM. También en Cusco y Puno. Igual está presente en los corredores del oro ilegal con salida a Arequipa, Ica y La Libertad (no olvidemos que hace algunos meses se descubrió operadores de Sendero con escuelas de formación infantil y juvenil en Huanchaco). El sistema de inteligencia peruano ha sido destrozado e infiltrado. Pedro Castillo, Íber Maraví y otros se hicieron cargo. ¿No lo creen? Esperen a ver, el año que viene será crucial.

Por supuesto no es sólo Sendero, la criminalidad común juega su papel preponderante, en perfecta simbiosis de violencia y muerte.

El pueblo peruano, con no poca razón, detesta al Ejecutivo y al Congreso actuales y entiende que ambos han devenido mercado persa. Igual que jueces y fiscales. E incluso más de una ONG.

El vacío de poder es evidente y la degradación también. La campaña electoral vendrá preñada de justa indignación pero también de afán de subversión. Dina es el blanco perfecto y este Congreso también.

Y no se diga mucho de los empresarios que se ponen de perfil y despotrican mientras se acomodan igual. Salvo en el caso de la salida de Salardi, el silencio corporativo y gremial ha sido la norma.

Tampoco podemos caer en las dicotomías necias. No se trata de derecha, centro o izquierda ni de “batallas culturales” reduccionistas, se trata de sumar fuerzas en defensa de la institucionalidad.

Más vale prevenir que lamentar, dice un sabio refrán. Digamos que estoy exagerando. Aún así seguirá siendo indispensable protegernos de cualquier riesgo, aunque sea menor.

A ver si juntamos a los salvos (es un decir) porque esta es una misión sagrada. Debemos salvar al país del caos.

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