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OPINIÓN/ Entuerto a la vista

Escribe: José Guerrero La Rosa

En la tarde del último martes 27 de mayo se llevó a cabo la «audiencia»  informativa del estudio de impacto ambiental del puente elevado, que pretende construir el alcalde de Lima, sobre la Av. Defensores del Morro, más conocida como Huaylas, en el histórico distrito de Chorrillos.

La convocatoria a dicha “audiencia” fue casi clandestina. Nos enteramos de ella, por mera casualidad, al leer un papel pegado sobre uno de los postes de la mencionada avenida.

En dicha audiencia había aproximadamente unos 50 vecinos, entre ellos comerciantes de las diversas galerías existentes en la zona.

Se nos expusieron las supuestas bondades del proyecto. Se dijo que el proyecto tomará unos 18 meses en su ejecución, que se hará por etapas. 7 etapas en total, siendo la primera, el tramo Uruguay – Terán. También se nos dijo que la altura máxima del viaducto será de 5.50 m. y que tendrá dos carriles por sentido del tráfico. Pero que para entrar y salir del puente elevado solamente habrá un carril por sentido del tráfico.

Luego se dio paso a la intervención de los asistentes. Ninguno de los vecinos presentes en la reunión expresó opinión favorable al proyecto, todo lo contrario, unánimemente todos en contra. De la exposición nos quedó claro que ninguno de los presuntos técnicos que presentaron el proyecto conoce Chorrillos. No sabían de la existencia, y menos del recorrido, de los ramales del río Surco, de los afloramientos de agua en la zona donde ahora está construida la Municipalidad, de la existencia de antiguos pozos de agua, etc.

La verdad, nada de eso les importa. Igual seguirán con el proyecto.

Lamentablemente y como era de esperarse, la Municipalidad distrital de Chorrillos estuvo ausente. Al alcalde Velasco y a su gestión municipal, parece que no le interesa aquello que no contenga directas granjerías.

Ahora bien, más allá de la nefanda ausencia del alcalde de Chorrillos y de la ominosa pretensión de López Aliaga, está el bienestar de nuestro pueblo, la preservación de su unidad territorial y el cuidado de su medio ambiente.

La propuesta de construir un puente elevado para vehículos en la avenida Defensores del Morro, plantea una serie de cuestiones críticas que deben analizarse desde múltiples perspectivas:

1. Impacto en la movilidad urbana

  Posible congestión en accesos y salida: Un puente elevado podría agilizar el flujo en el tramo específico (Jirón Uruguay – Calle Don Virgilio), pero si no se integra adecuadamente con la red vial existente, generará cuellos de botella en los puntos de conexión, especialmente en horas pico.

El que se haya contemplado que el puente elevado, en toda su extensión tenga dos carriles por sentido del tráfico y un sistema de rampas, cuatro de bajada y tres de subida, cada una de ellas de un carril, lo que provocará inevitablemente una gran congestión vehicular.

– Falta de sincronización con el transporte público: El puente está orientado a beneficiar solamente al transporte privado, perpetuando la dependencia del auto particular.

El diseño no considera ninguna mejora para el transporte público masivo de pasajeros (carriles exclusivos o integración con buses y otros medios de transporte)

2. Uso del espacio público y seguridad vial

– Efecto barrera: Los puentes elevados suelen dividir urbanísticamente la ciudad y sus barrios, dificultando el cruce peatonal y afectando la dinámica comercial y social de la zona.

La altura del puente a lo largo de 4.42 km., será de 5.50 metros, lo que por la baja altura y la estrechez de la vía ocasionará una acumulación de smog, lo que aumentará significativamente la contaminación ambiental.

 

3. Viabilidad técnica y costos

Ancho de la avenida: La Avenida tiene en gran parte de su extensión un ancho sumado entre los 6 carriles (3 por sentido del tráfico) y su berma central de no más de 22.5 metros.

Es evidente que el espacio es insuficiente y que en algunas partes la pista elevada pasará muy cerca de las ventanas de las viviendas adyacentes, produciendo un aumento considerable en la contaminación del aire y pérdida de la privacidad de nuestros vecinos.

No hay duda que las propiedades colindantes se depreciaran y la mayoría de los pequeños negocios quebraran.

 Inversión vs. beneficio real: Nosotros planteamos que el proyecto del puente
elevado no debe de concretarse, que es perjudicial para el entorno urbanístico del distrito y fatal para su desarrollo humano.

Creemos que debe compararse otras alternativas: semáforos inteligentes, pasos a desnivel, mejoras en transporte público. Lo que sin duda será más eficiente, menos costoso y más beneficioso para los ciudadanos.

4. Falta de enfoque multimodal

  Priorización del automóvil: La construcción de puentes elevados suele ser una
solución cortoplacista que no resuelve el problema de fondo: la saturación vehicular. Es más sostenible promover el uso del transporte masivo (Metro, BRT) y el incentivar modos no motorizados (ciclovías
protegidas).

  Impacto ambiental y visual: La estructura, de ello no hay duda, generará contaminación visual y aumento de los niveles de ruido en una zona residencial y comercial.

Finalmente señalamos que, de persistirse en el proyecto del puente elevado, estaremos repitiendo experiencias fallidas de otros puentes elevados en Lima, que terminan trasladando los embotellamientos a otros puntos sin resolver el problema de movilidad a largo plazo.

A modo de ejemplo podemos mencionar el costosísimo puente elevado sobre el óvalo Monitor Huáscar, en la Av. Javier Prado o el puente elevado conocido como el Puente Habich, entre la avenida Caquetá y la avenida Zarumilla, a la altura de la municipalidad distrital de San Martín de Porres.

Pero el proyecto no solamente es malo y perjudicial para Chorrillos, resulta que el Consorcio Huaylas, como se ve en la imagen adjunta, tiene la condición de baja de oficio por la SUNAT. ¿En esas condiciones se puede participar y ganar una licitación pública?

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