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OPINIÓN/ Encuestas a cuestas

NO ATRACO

por: Elmer Barrio de Mendoza

 

a esta fecha, la puntería tiene un blanco principal: el alcalde de Lima, autodenominado Porky. Y, por supuesto, Rafael López Aliaga se la ha buscado.

 

De pronto la campaña electoral se convirtió en territorio de las encuestadoras. Aunque sabemos que las únicas encuestas que se aproximan al resultado final de una elección son las del día anterior, cuya publicación normalmente se prohíbe, seguimos insistiendo en tomar en serio las encuestas de ocho meses antes de la elección, más aún cuando faltan rivales en liza de batalla y cuando la artillería pesada aún no entra en combate.

Peor todavía si, al día de hoy, los tres primeros candidatos apenas disputan un cuarto del electorado. A estas alturas eso sólo quiere decir dos cosas: que el voto está disperso y que hay un 60% (al menos) esperando un candidato que lo haga sentir convocado. En resumen, nada está dicho ni por decir al momento de ahora.

Si falta agregar algo es que, si se aplicara el margen de error admitido, el traslape entre uno y otro podría poner a casi diez en un solo montón.

Creo que va claro que, con razón o sin razón, a esta fecha, la puntería tiene un blanco principal: el alcalde de Lima, autodenominado Porky. Y, por supuesto, Rafael López Aliaga se la ha buscado. No por mucho madrugar, dice el refrán, amanece más temprano.

Quiso traer unos trenes de segunda y ponerlos a funcionar de inmediato: no se puede. Los procesos técnico-legales nunca se completaron y las obras mínimas ni siquiera se han iniciado.

Se objeta el doble registro contable de la operación: Caltrain valora la “donación” en menos de 5 millones de dólares y la Municipalidad de Lima en alrededor de 75 millones al cambio. El seguro no lo explica, el transporte menos, el mantenimiento y reparaciones tampoco. Entonces ¿a qué se debe esta diferencia grotesca?

Se objeta también el estado de locomotoras y vagones no es óptimo, como se dijo. El propio comunicado de la Municipalidad de Lima así lo establece, dice literalmente que “el 80% de los vagones y el 70% de las locomotoras se encuentran en buen estado estructural o (son) rehabilitables sin intervención mayor”. ¿O sea el 20% de los vagones y el 30% de las locomotoras no están en buen estado estructural o no son rehabilitables sin intervención mayor? A confesión de parte relevo de prueba.

Igual se cuestiona el endeudamiento de la MML a tasas y plazos objetables. También se pone en duda la compra de tres puentes provisionales a un precio superior al de la competencia, más aún cuando el Ministerio de Transportes le cedió uno que aparentemente es el único urgente. A esto se agrega que está en cuestión la “inauguración” de la Vía Expresa Sur sin señalización y sin semaforización (la vía es a nivel) y que propició un gran atraco en el primer día de su funcionamiento.

Supongo que el señor Alcalde tendrá respuesta para cada cosa pero no es el punto de este artículo. El punto es que cualquier candidato presidencial (y el señor Alcalde lo es porque actúa como tal) que se pone en la mira,  recibirá disparos y probablemente alguno le dará (o ya le dio).

Es el problema del líder de la maratón con un pelotón detrás. Lo usual es que el ganador salga del pelotón y que el puntero quede relegado. Sostenerse en punta, con poca ventaja, es prácticamente imposible. Pero se han dado casos.

Si las encuestadoras dijeran esto, el negocio se acabaría o se reduciría al último mes. Bienvenida la campaña y bienvenidas las encuestas. Sólo si dicen la verdad.

La investigación demoscópica está de capa caída en el mundo. Habrá que afinar el instrumental de medición de los mapas electorales. Se trata de no patinar tan clamorosamente y de no conducir a la población al camino equivocado, como hizo con los niños el flautista de Hamelin.

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