Sorpresivamente sonaron las campanas y los templos de Perú empezaron a recibir a feligreses conmovidos por la elección del papa León XIV, el estadounidense que también decidió ser peruano y dejó el recuerdo de un hombre próximo a los necesitados.
«Es un hombre bueno hasta con los malos». Así recuerda el sacerdote Juan de Dios Rojas, de 73 años, al entonces obispo Robert Prevost a su paso por El Callao, el puerto cercano a Lima.
Destaca la coincidencia de León XIV con Francisco en la defensa del medio ambiente y en su afán por impartir justicia a las víctimas de abusos por parte de miembros del clero.
Es «muy cuidadoso en el trato y busca llegar por todos los medios a la gente necesitada», abunda el religioso a la AFP.
Prevost, de 69 años y oriundo de Chicago, llegó por primera vez a Perú hace cuatro décadas.
Antes de asumir en 2015 como obispo de Chiclayo, una ciudad al norte del país, adoptó la nacionalidad peruana. Siendo obispo, Francisco lo envió en misión especial a El Callao en 2020.
Su capilla, Santa María de la Reconciliación, abrió sus puertas con un júbilo inusual. La foto del nuevo jefe de los católicos será exhibida.
De «Chicago a Chiclayo»: así resumió la embajada estadounidense la doble nacionalidad del jefe de la Iglesia católica en sus redes sociales.
En su primer discurso en el Vaticano, León XIV habló brevemente en español para recordar a su «querida diócesis de Chiclayo», donde el «pueblo fiel» ha dado «tanto» para «seguir siendo una Iglesia fiel de Jesucristo».
Prevost se fue de Perú en 2023 para asumir nuevas responsabilidades en el Vaticano.