El actual diputado, que se presenta por primera vez como candidato a la presidencia en Chile, ha duplicado su respaldo en el último mes, según los estudios de opinión.


Johannes Kaiser, candidato del Partido Nacional Libertario.

Autodenominado libertario, como el presidente argentino Javier Milei, Kaiser es visto como un outsider dentro de la oposición al gobierno de Boric. El año pasado creó su propio partido, el Nacional Libertario, después de renunciar al Partido Republicano en 2021.
Desde esa vitrina defiende un discurso ultra. De llegar al gobierno, promete cerrar fronteras con Bolivia, expulsar a los extranjeros con antecedentes penales y construir «campos de reconducción» cerca de la frontera para quienes ingresen de manera ilegal.
«A quienes no podamos reconducir, yo voy a intentar honestamente conversar con el presidente (Nayib) Bukele a ver si nos dejan espacio en su cárcel allá», ha señalado.
También ha prometido reformar la Fiscalía, el Poder Judicial y el sistema procesal penal chileno; se ha abierto a la posibilidad de indultar a detenidos por casos de violación de derechos humanos durante el régimen de Augusto Pinochet; y ha propuesto eliminar o fusionar ministerios para que se reduzcan de los 25 actuales a 9. En temas internacionales, intentará sacar a Chile de alianzas como el Acuerdo de París o de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Para los expertos, Kaiser ha logrado «quitarle» votos a Kast entre los votantes que tienen una mayor tendencia hacia la derecha; una consecuencia de un supuesto «trasvasije ideológico» dentro del mismo bloque.
«Kaiser es hoy el verdadero desafiante: el ánimo anticasta política lo está ganando», dice Cristóbal Bellolio.
El académico agrega que el hecho de que Kast haya «abandonado» la batalla cultural y su agenda más conservadora abrió un espacio que Kaiser ha sabido aprovechar.
«Kast dejó de hablar cosas como que el cambio climático no existe o que va a eliminar el Ministerio de la Mujer (…). Esos temas se los regaló a Kaiser pensando que iban a ser retóricas minoritarias, pero Kaiser se adueñó de la franja más radical de la derecha, más dura, y le ha ido bien», señala.
Y aunque es cierto que le ha ido bien, hay incertidumbre sobre si el apoyo que tiene actualmente le alcanzará para pasar a segunda vuelta.
Kast y su «gobierno de emergencia»
Su principal contendor es José Antonio Kast quien, a diferencia de él, aspira por tercera vez a la presidencia.
La primera vez, en 2017, obtuvo apenas el 8% de los votos. En 2021, en cambio, removió el tablero político al superar en primera vuelta a su rival de la derecha tradicional, Sebastián Sichel, y pasar al balotaje para competir en contra del izquierdista Gabriel Boric, actual jefe de Estado del país.


José Antonio Kast, del Partido Republicano de Chile.

Aunque en ese momento fue derrotado por Boric, Kast se consagró como el líder de la derecha radical y su partido, el republicano, fue ganando cada vez más adhesión.
En agosto pasado, Kast llegó a sumar un 28% de las preferencias, según las encuestas. Aunque ese respaldo ha disminuido (hoy está en el 20% aproximadamente) sigue por arriba de Kaiser y Matthei.
Hijo de padres alemanes que emigraron a Chile en 1950, Kast es un viejo conocido en la política chilena: anteriormente militó en el partido de derecha Unión Demócrata Independiente (UDI) —el mismo al que pertenece Matthei—, siendo electo diputado en 2002 y reelegido en tres ocasiones.
Kast se ha caracterizado por sus posturas conservadoras en temas como el aborto, el matrimonio igualitario y la adopción homoparental. También por su afinidad con el régimen militar de Pinochet. Sin embargo, en esta campaña presidencial —a diferencia de las anteriores— prácticamente no ha tocado esos temas, una estrategia que para algunos tiene que ver con su intención de «moderarse» y, de esa forma, generar un apoyo más transversal.
Cuando ha sido consultado al respecto, Kast ha dicho que ahora no es momento de abordar esas temáticas sino de concentrarse en tres grandes tópicos: la seguridad, la economía y la migración.
Así, su principal propuesta es llevar adelante un «gobierno de emergencia» que logre «recuperar el orden» en el país, reactivar el crecimiento económico y controlar la migración ilegal con el cierre de fronteras.
También propone un recorte fiscal de US$6.000 millones en 18 meses, una medida que ha sido cuestionada por su factibilidad por diversos actores, tanto de la derecha tradicional como de la izquierda.
Matthei: a la caza de los votos de la centroizquierda
Ante la competencia de Kast y Kaiser, Evelyn Matthei ha tenido que salir a defender su proyecto más moderado, intentando correr el cerco hacia el centro chileno y buscar apoyos incluso en el mundo de la centroizquierda donde diversas figuras —como el propio expresidente Eduardo Frei— han anunciado que no apoyarán a la candidata comunista, Jeannette Jara.


Evelyn Matthei, candidata del partido Unión Demócrata Independiente (UDI).

La estrategia le ha dado resultados: hace unos días, 102 exautoridades y figuras de la centroizquierda respaldaron públicamente su candidatura argumentando que su voto es «ante todo, por la moderación, el buen gobierno y el reencuentro».
Matthei ha centrado su estrategia en eso, prometiendo que, de llegar a La Moneda, prevalecerá la construcción de acuerdos entre todos los sectores y que estará acompañada del «mejor equipo» que una al país.
La candidata de Chile Vamos representa, de alguna manera, una trayectoria política convencional: en sus más de 30 años de vida pública, ha sido diputada, senadora, ministra y alcaldesa. Es, además, la heredera política del gobierno de Piñera, la única derecha que ha logrado gobernar en Chile desde el retorno a la democracia.
Sin embargo, Matthei no ha logrado aumentar considerablemente su respaldo, de acuerdo con los sondeos de opinión. Sigue estancada en tercer lugar —detrás de Jara y Kast— e, incluso, podría ser superada por Kaiser.
De acuerdo con expertos, su gran debilidad está en los sectores populares y en los jóvenes que buscan líderes con «carácter» para enfrentar temas como la seguridad o la migración y que, por lo mismo, estarían apoyando a Kast o Kaiser.
Desde el comando de Matthei, no obstante, no pierden las esperanzas. Apelan a un «empate técnico» entre las tres candidaturas de la derecha y al votante «invisible, escondido, no revelado» que actualmente prefiere no explicitar públicamente su respaldo a la exalcaldesa pero que, en el momento de votar en la urna, sí lo hará.
La ascendente fuerza de la derecha en Chile
Hay varios factores que, según expertos, explican por qué hoy en Chile los candidatos de derecha —y, especialmente, los de derecha «dura» — tienen una alta adhesión.
Una de ellas tiene que ver con una tendencia que supera las fronteras chilenas.
«El mundo está experimentando un fenómeno de derechización», señala Bellolio.
«Tenemos el caso de Milei, de Jair Bolsonaro, de Donald Trump y tantos casos en Europa. Lo que está pasando en Chile no tenemos que mirarlo como singularidad sino como un fenómeno mundial», agrega.
El académico explica que esto se da porque hay una cierta noción de que en el último tiempo la izquierda «corrió el cerco en materia de lo que es aceptable o no y es el momento de la derecha de pegar de vuelta«. «El discurso woke va en reiterada», indica.
En el caso chileno también tiene que ver con las prioridades que hoy preocupan a los ciudadanos de ese país. Según el último informe del Centro de Estudios Públicos (CEP), la gran mayoría de los chilenos considera que el primer problema que el próximo gobierno debería solucionar es la delincuencia.
«Y esa es una oferta que es viento a favor para la derecha, los temas de seguridad o economía son propios de ese sector y complican a la izquierda», señala Pablo Ortúzar.
Por último, para los expertos es de alta relevancia el factor del gobierno saliente, de Gabriel Boric.
«Como está la izquierda en el poder, todo indica que el que se beneficia de este ciclo oposicionista es la derecha. Así, el que se presenta como el mejor antagonista de Boric tiene todas las de ganar», señala Bellolio.
Esto también afecta a la candidata oficialista, Jeannette Jara, quien fue ministra del Trabajo de Boric.
«Creo que Jara no tiene opción. No sólo por ser comunista sino porque representa al poder, al gobierno», indica el académico.
Negociaciones
A pocos días de las elecciones, los tres candidatos de la derecha saben que es probable que sólo uno de ellos pase a segunda vuelta para competir con Jeannette Jara.
Por eso, los equipos de Kast, Kaiser y Matthei ya iniciaron conversaciones para asegurar que, de cara al balotaje del 14 de diciembre, quien se imponga en la primera vuelta cuente con el respaldo del resto del sector.
José Antonio Kast ha insistido en repetidas ocasiones que, si él no logra triunfar el 16 de noviembre, le dará su apoyo a cualquier candidato que sea de oposición a la candidata oficialista.
Matthei, en tanto, ha evitado expresar su respaldo a Kast, aunque ha dicho que no se ve «votando por una persona que sea continuadora de este gobierno y menos comunista».
Pero aun cuando se apoyen en la elección, para los expertos lo más complejo se verá si uno de ellos logra llegar a la presidencia.
«Será muy difícil formar pactos entre estas derechas para gobernar», advierte Pablo Ortúzar. «Es una relación compleja que trasladar a la administración del Estado no sólo será difícil sino peligroso», agrega.
TOMADO DE: https://www.bbc.com/mundo/articles/cgqle4e24z2o