Escribe: Francisco Diez-Canseco Távara (*)

Tanto el fujimorismo como los caviares han tratado de eliminar al Consejo por la Paz. Los primeros, estatizándolo; los segundos, a través de un proyecto para crear otro organismo caviar

La aparición de Alberto Fujimori en la política nacional corresponde exactamente a  lo explicado por el psicólogo social francés Gustave Le Bon cuando en su obra “La Psicología de las Multitudes” señala que ante un vacío de poder o una crisis de representación las masas inmediatamente buscan llenar ese espacio.

Fujimori tuvo que improvisar un régimen cuyo primer gabinete ministerial fue de izquierda -para usar una definición usual pero que me parece obsoleta- y rápidamente se trasladó a la derecha; audazmente implementó un indispensable “fujishock” de la economía frente al legado de casi 8000 % de inflaciòn de su antecesor García Perez;logrò la captura de Abimael Guzmán dándole un severo golpe al terrorismo;aprobò la daciòn de la nueva ley del Consejo por la Paz y ejecutò el innecesario y negativo autogolpe de estado del 5 de abril de 1992.

Como Presidente del Consejo por la Paz (CPP) y con el apoyo total de la Asamblea General de nuestra institución denuncié y repudié esa medida dictatorial que luego -por la presión internacional- Fujimori tuvo que corregir con la convocatoria de una Asamblea Constituyente de la cual emergió la Constitución de 1993.En esa oportunidad, mi amigo, ya fallecido, Carlos Torres y Torres Lara, me invitó a integrar la lista fujimorista lo cual decliné por muy claras razones principistas.

En 1995 Fujimori derrotó a Javier Pérez de Cuéllar en las elecciones presidenciales. Previamente, el Presidente del Consejo de Ministros, un prominente empresario judío, me propuso que el CPP apoyara a Fujimori porque los comicios estaban “muy apretados”. Luego de mi negativa, el Jurado Nacional de Elecciones le denegó al CPP reconocimiento como organismo de observación electoral y, más tarde, a instancias de los observadores de la OEA , nos felicitó por realizar esta tarea cívica de forma ejemplar  pese a la persecución policial

El 2000, luego de condenar la evidente corrupción y el creciente autoritarismo del régimen fujimorista, como Presidente del CPP intervine activamente en la Mesa del Diálogo de la OEA en la que dejé bien establecido que defiendo principios, no intereses, subrayando la distancia que marqué con la nefasta izquierda caviar cuando, en la proclamación de Ayacucho de 1992 ,señalé que los primeros violadores de los DDHH son los terroristas y no las Fuerzas del Orden.

Tanto el fujimorismo como los caviares han tratado de eliminar al Consejo por la Paz. Los primeros, estatizándolo; los segundos, a través de un proyecto para crear otro organismo caviar

Fracasaron y seguimos adelante 32 años después impulsando la democracia y trabajando por la construcción de la paz en el Perú.

Defendemos principios, no intereses.

(*) Presidente de Perú Acción
Presidente del Consejo por la Paz