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GESTIÓN DE LA ENERGÍA ESPIRITUAL

Gustavo Blanco Ocharan

gblancociticars@gmail.com

La gestión de la energía espiritual, no es más que reconocer que tenemos un recurso vital por explotar que se alimenta con cada intención, cada pensamiento, cada sentimiento, cada palabra y cada visión que alentamos y compartimos

 

La energía es un recurso valioso que debemos aprender a gestionar; en términos espirituales el ser humano es energía en permanente transformación que en su estadía en la tierra encarna un cuerpo físico degradable y temporal, a partir del cual es capaz de experimentar; la manera como vivimos nuestra experiencia está relacionada con los estados de consciencia que vamos activando.
La estructura social, la tradición, la familia, la cultural, la costumbre, las normas sociales, las leyes, la historia, la religión, la ética, el trabajo, la tecnología y en general todas las instituciones y personas con las que interactuamos desde nuestro nacimiento de alguna manera influyen en la administración de nuestra energía.
En general nuestra individualidad está monitoreada por la sociedad, somos seres sociales y solemos repetir patrones de conducta que son comúnmente aceptados hasta que en algún momento decidimos iniciar el camino de nuestra independencia y comenzamos por cuestionar alguna o todas las instituciones, reconsideramos muchas de nuestras creencias; es esa búsqueda sobre el propósito de nuestra existencia la que nos invita a autoconocernos cada vez más.
Al fin y al cabo, todas las respuestas sobre la existencia están instaladas en el interior; en los códigos secretos del alma y en la sabiduría infinita del espíritu que cobijan nuestro ser esencial.
Aquello que se conoce como “la noche oscura del alma” es el punto de inflexión entre la vida ordinaria que suele estar condicionada por la estructura predominante que la sociedad ofrece y el ego favorece,  dibujando la personalidad del individuo; que no es sino, la careta como nos adaptamos al sistema para sobrevivir primero y destacar después; si de alguna forma podemos o creemos hacerlo.
Superada la etapa básica de supervivencia en la que tenemos cubiertas las necesidades elementales de alimentación, vestido, vivienda y salud, podemos asomarnos a los portones de la realización y la trascendencia y es en esa instancia donde tomamos consciencia de la gestión de la energía espiritual.
La gestión de la energía parte por hacer consciente ese recurso valioso que todo ser humano posee; comprender qué; donde ponemos nuestra atención es donde enfocamos la energía;  que tenemos un compromiso personal y universal para generar, irradiar y canalizar esos flujos energéticos que producto de nuestro desarrollo espiritual, estamos llamados a aportar.
Como decía Nicola Tesla, si quieres comprender el universo debes pensar en términos de energía, frecuencia y vibración; existe una relación y conexión sorprendentemente idéntica entre el espacio infinito y el cerebro humano; de manera que resulta imperativo comprender; que la manera como vivimos, es la manera como vibramos.
La energía que canalizamos y que decidimos voluntariamente irradiar consciente o inconscientemente puede ser energía de baja frecuencia o de alta frecuencia; la primera nos degrada espiritualmente la segunda nos eleva; la primera nos puede llevar a la tristeza, el sin sentido y la depresión; la segunda nos abre las puertas de la plenitud, el bienestar y la trascendencia.
La gestión de la energía espiritual, no es más que reconocer que tenemos un recurso vital por explotar que se alimenta con cada intención, cada pensamiento, cada sentimiento, cada palabra y cada visión que alentamos y compartimos; el mundo espiritual es invisible y está repleto de valiosos intangibles que intercambia diferentes flujos de energía; toda energía que emitimos a través de un deseo, un sueño, una sonrisa, una bendición o por el contrario una descalificación, un insulto, una ofrenda o una maldición; es energía que lanzamos al universo y que de alguna manera regresará a nosotros vestida de oportunidad o de desgracia.
Hay que cuidar nuestros pensamientos y sentimientos para purificarlos utilizando la fórmula más poderosa que sostiene la creación; el Amor Incondicional, hay que practicar la compasión y el perdón como un mecanismo de purificación y autoayuda; mantener siempre una actitud positiva; alentar sueños, ideales y esperanzas porque son flujos de energía pura en construcción; mantener un contacto de respeto y apertura con la naturaleza, reconocer que estamos integrados a las ondas infinitas de la creación y que nuestra voluntad, decisiones y acciones no terminan en nuestra esfera individual sino que tienen un efecto expansivo y multiplicador que edifica o destruye otras vidas, otros sueños, otros ciclos evolutivos.
Somos energía pura capaz de ser moldeada y canalizada; poseemos el sello de la fuente eterna grabada en nuestro propio ser esencial; hagamos que la frecuencia y vibración con la que decidimos vivir y experimentar sean ondas que se nutran con sentimientos nobles como el Amor, la gratitud, la solidaridad, la empatía, la felicidad, la paz, la armonía, la generosidad, la paciencia, la benignidad y todos los frutos del espíritu que nos permiten expandir nuestra conciencia y alentar a través de nuestra energía un mundo mejor que conciba, construya, cristalice y privilegie la excelencia espiritual como un símbolo de trascendencia y reunificación con el Todo.
California, junio 4, 2023

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