LA COMPASIÓN COMO ESTADO DE CONSCIENCIA
Escribe: Gustavo Blanco Ocharan
gblancociticars@gmail.com
El ser compasivo no juzga solo observa; es libre porque practica el desapego; es amoroso porque ha descubierto la fórmula perfecta de la creación a través del Amor en su expresión celestial;
La compasión es una manifestación exclusiva del amor puro e incondicional y representa un estado superior de consciencia, donde hemos comprendido que el ego, los pensamientos, las emociones y toda posesión material, intelectual, sentimental y de cualquier otra índole es completamente prescindible.
Dentro de las etapas del despertar de la consciencia que van desde vivir desde el ego puro hasta la conciencia pura; cada día vamos experimentando y evolucionando a partir del momento que activamos nuestro ser esencial que representa la creación divina que habita en cada ser humano que se manifiesta a través de la presencia espiritual en general y la configuración del alma en particular.
El despertar de la consciencia o despertar espiritual es una iniciación espontánea que responde algún grado de disconformidad o vacío que sentimos dentro del desarrollo, comúnmente aceptado, de la vida cotidiana; cada individuo tiene su momento preciso en el que se produce ese “despertar”; la forma, modalidad, experiencia y crecimiento que vivirá en ese plano, tendrá su propio ritmo y estilo único e irrepetible, porque somos iguales como especie pero exclusivos como unidad. Cada ser humano es único como lo comprueban las macromoléculas del ADN o las huellas dactilares.
Una de las características más valiosas cuando vivimos desde la consciencia, es que comenzamos a meditar más y juzgar menos; nos tornamos más comprensivos, asertivos, tolerantes y compasivos, porque ya no interpretamos la vida como una unidad cerrada sino que la concebimos como una totalidad abierta.
Todos somos uno, nada es casual, todas las personas, hechos, situaciones, circunstancias y pruebas que experimentamos tienen algún propósito, estamos en el mundo para aprender, edificar y para que nos edifiquen, de manera que es prudente actuar con apertura, humildad y generosidad.
Cuando vivimos desde el ego vemos la vida como una competencia y asumimos que somos actores solitarios o víctimas incomprendidas de la pareja, la familia, la sociedad, el trabajo, el gobierno, el sistema y de las situaciones que afrontamos; buscamos identidad y reconocimiento que muchas veces se traduce en lo que calificamos como éxito, o la consecución de un objetivo en términos sobresalientes; sin embargo, muchas veces esa rutina, que en el mundo contemporáneo se ha hecho cada vez más intensa, exigente, absorbente y mediática nos agota y desgasta porque consume toda nuestra energía.
Es importante destacar que somos nosotros los que al final decidimos donde ponemos nuestra atención y donde lo hagamos estamos optando libremente por darle nuestra energía.
el ser compasivo evita el conflicto y procura la paz trabaja en silencio enfocado en su potencial interno,