MURIO JERRY LEE LEWIS: LA ÚLTIMA LEYENDA DE LA ERA DORADA DEL ROCK & ROLL
La última leyenda de la edad dorada del rock and roll murió ayer a los 87 años en su casa de Memphis (Tennessee). Algunos portales llevaban un par de días rumoreando sobre su fallecimiento, pero la triste noticia llegó al final de ayer viernes 28 de octubre.
le apodaban elocuentemente The Killer (El asesino), por su temperamento colérico y fiereza interpretativa, se convirtió en pionero e icono del rock and roll
El célebre pianista y cantante de rock estadounidense Jerry Lee Lewis falleció ayer a los 87 años en su casa de Memphis, Estados Unidos, según informó Variety. El artista era el único superviviente de la edad dorada del género tras la muerte de Little Richard en 2020.
«Judith, su séptima esposa, estaba a su lado cuando falleció», señala el comunicado de Zach Farnum, representante. «Él dijo, en sus últimos días, que le daba la bienvenida al más allá y que no tenía miedo», agrega.
A Jerry Lee Lewis le apodaban elocuentemente The Killer (El asesino), por su temperamento colérico y fiereza interpretativa, se convirtió en pionero e icono del rock and roll, rivalizó en la década de los cincuenta con toda aquella gloriosa avanzadilla de la nueva música del diablo – Elvis Presley, Chuck Berry, Little Richard, Carl Perkins– los sobrevivió a todos y siguió impartiendo lecciones de furia hasta bien entrado en la condición de octogenario.
Pero su ya maltrecha salud le dio la espalda definitivamente a los 87 años. Deja una vida de película (en todos los sentidos, también el literal: Great Balls of Fire triunfó en la gran pantalla en 1989), momentos trágicos y truculentos y, sobre todo, dos de las canciones más importantes de la década de los cincuenta: Whole Lotta Shakin’ Going on y, claro está, esas celebérrimas “Grandes bolas de fuego”.
Natural de Ferriday (Louisiana), Jerry vino al mundo en 1935, en el seno de una familia paupérrima que supo barruntar su descomunal talento artístico y se endeudó para comprarle un piano de pared de tercera mano que le enseñaron a tocar desde los 10 años dos de sus primos.
era el yerno que ningún padre desearía encontrarse en casa.
Encarnaba el perfil más temible y afilado de aquella nueva música excitante que supo canalizar sus ansias de liberación juvenil tras el trauma de la guerra. Elvis podía mostrarse también como un chico tierno y adorable, pero Lewis –pelo largo y rubio, fuerte acento sureño, actitud desafiante y libidinosa– era el yerno que ningún padre desearía encontrarse en casa.
Y todo ello pese a haber sido educado en una iglesia evangélica, un aspecto que siempre le produciría contradicciones internas, porque agudizaba el contraste con su temperamento alocado, sicalíptico y propenso a las adicciones.
Presumía de haber debutado en público a los 14 años con un concierto en un concesionario de automóviles, desarrolló un estilo bombástico y muy teatral (siempre de pie, siempre deslizando los dedos en virulentos glissandos sobre las teclas) y terminó resultando inevitable que Sam Phillips, el plenipotenciario fundador de Sun Records , supiera de sus andanzas y le fichara para sus estudios de Memphis, primero como músico acompañante y enseguida ya como jefe de filas.
Allí coincidió en 1956 con Elvis Presley, Carl Perkins y Johnny Cash, con los que integraría el llamado Million Dollar Quartet. Fue solo la antesala de sus dos temas superlativos, que estrenaría en 1957 en el televisivo The Steve Allen Show y que le catapultaron a una fama incontrolable de costa a costa.
gozó de una carrera brillante y alcanzó la fama a una edad muy temprana, que lo llevó a ser un serio competidor de Elvis Presley.
El éxito parecía no conocer cenit, pero el mundo tampoco tardaría en descubrir el lado más turbio y controvertido de nuestro personaje. En mayo de 1958, inmerso en una gira por el Reino Unido que debía erigirle como ídolo también al otro lado del Atlántico, un reportero descubrió que su tercera mujer, su prima Myra Gale Brown, tenía sólo 13 años cuando contrajeron matrimonio.
El escándalo fue mayúsculo, Lewis fue acusado de pederastia y tuvo que suspender todo el calendario de actuaciones cuando solo llevaba tres conciertos sobre suelo inglés. Nunca se recuperaría del todo de aquel episodio: las radios estadounidenses le censuraron de inmediato y ninguna de sus cientos de composiciones posteriores alcanzaría el Top 20 en las listas.