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OPINIÓN/ El Perú y la división del mundo

Escribe:  Ricardo Vásquez Kunze

Ricardo Vásquez Kunze

Una buena idea como ya lo sugerí en su momento, es que Cancillería, presidida por quien dirige las relaciones internacionales, prepare un borrador de cómo enfrentará la diplomacia peruana este nuevo paradigma internacional.

Mientras en el Perú la «clase política» sigue mirándose el ombligo, Estados Unidos ha dado a conocer por escrito su Estrategia de Seguridad Nacional 2025,  en que lo más resaltante es el así llamado «Corolario Trump» que resume los cambios mundiales para los próximos 50 años. En pocas palabras, cambia la dinámica ideológica rezago de la Guerra Fría, a otra que es exclusivamente geopolítica y que como antes de la Revolución Francesa tiene como único fin la repartición del mundo en zonas de influencia política, independientemente de los modelos ideológicos que ciertos países de esa zona de influencia tenga.

Por eso es que ha Maduro le quedan los días contados en América Latina como a Ucrania con Rusia. La razón: zonas de influencia de dos Grandes. Desde hace varios meses que vengo diciendo que el derecho internacional y los organismos que lo aplican o lo amparan están muertos. Frente a esta nueva situación, el Perú y su diplomacia no pueden seguir esgrimiendo tesis que en las actuales circunstancias no valen de mucho en el nuevo mundo en que vivimos. Lo primero que tenemos que entender es bajo qué zona de influencia real estamos: ¿China? ¿Rusia? ¿India? ¿Europa? No.

Estamos en la zona de influencia de Estados Unidos y de sus intereses. Esto significa que no importa el gobierno que haya acá o que promueva el capitalismo, sino que no choque con los intereses de la potencia dominante de la región. Esta semana se realizó una reunión entre el presidente Jerí, los máximos representantes de la Embajada Americana y una comisión de expertos del FBI para hacer un diagnóstico y recomendaciones sobre la inseguridad ciudadana en el Perú. Es un primer paso de colaboración real dentro de la nueva época del «Corolario Trump«, pues lo que menos quiere Estados Unidos es una región desestabilizada por el crimen transnacional.

Es evidente para cualquiera que todo ese espectacular despliegue en el Caribe y los ataques a lanchas de narcotraficantes es hecho en nombre de la seguridad interna de los Estados Unidos y por decirlo cortésmente, fuera de los alcances del derecho internacional vigente devenido en caduco a la luz de los hechos. Una buena idea como ya lo sugerí en su momento, es que Cancillería, presidida por quien dirige las relaciones internacionales, prepare un borrador de cómo enfrentará la diplomacia peruana este nuevo paradigma internacional. Puede ser un buen legado para un gobierno con el tiempo acotado.

PS. No le den el salvoconducto a Betsy Chávez. Si se lo dan que sea el próximo gobierno.

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