OPINIÓN/ Lagartos del mismo pozo
NO ATRACO

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza
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Petro pretendió ser el nuevo Chávez pero López Obrador se le atravesó. Ahora sólo le queda tiempo y estilo para volver a ser nadie. Le toca retornar al mismo pozo de los caimanes.
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A propósito del despropósito, Gustavo Petro es un arquetipo. No le alcanzó con alcohol, estupefacientes y sexo insólito. No le bastó con llamar fascistas a las fuerzas del orden peruanas. No le fue suficiente con seguir reconociendo a Pedro Castillo como presidente de nuestro país tras su evidente golpe de Estado. Le era imprescindible copiar a su maestro mexicano (y a su sucesora también, bastante mejor sin embargo, en otros aspectos). Tenía que resultar guerrerista ignorante también. Y parece que el Perú es su obsesión.
Rompiendo los protocolos diplomáticos mínimos, Petro se desató en amenazas contra nuestro país. Amenazas que sus compatriotas no comparten. Perú y Colombia tienen mucho más en común que la incompetencia de sus presidentes. Aunque la nuestra se haya portado, en comparación, con modales óptimos y con firmeza suficiente.
Muy brevemente, Santa Rosa es territorio peruano desde siempre y los colombianos jamás lo discutieron (menos en la triple frontera). Dice Petro que la ley de reciente promulgación que la convirtió en distrito es una violación del Tratado Salomón-Lozano y del Protocolo de Río de Janeiro. ¿Es que antes Santa Rosa, que era un indiscutido centro poblado peruano, no representaba ninguna violación de ningún acuerdo y ahora, que es distrito, sí? La respuesta pertinente a esa insolencia sería: ¡Váyase a freír monos, señor Petro! Pero somos más educados que eso.
En fin, que la cosa siga la ruta diplomática es lo mejor. Si el gobierno colombiano (es un decir, las disputas en su gabinete son públicas) cree tener razón, que acuda a los mecanismos establecidos y pasemos a otra cosa. Caso contrario, estemos preparados. La patria se defiende.
Petro pretendió ser el nuevo Chávez pero López Obrador se le atravesó. Ahora sólo le queda tiempo y estilo para volver a ser nadie. Le toca retornar al mismo pozo de los caimanes.
Hablando de caimanes y de pozos aquí tenemos nuestro propio lagarto. Hace poco el juez Víctor Alcócer se negó a otorgar la prisión preventiva solicitada por la Fiscalía contra Martín Vizcarra. La Corte Suprema aceptó luego la apelación del Ministerio Público y, ahora, otro juez, Jorge Chávez Tamariz (sospechoso también de cercanía al IDL), decidirá si alias Lagarto se alojará temporalmente en Barbadillo. Las pruebas contra el golpista impune sobre sus tropelías en el Gobierno Regional de Moquegua son abrumadoras pero el amigo de Richard Swing es un cínico a prueba de balas.
En la ocasión anterior, Vizcarra sacó un as bajo la manga: resultó que tenía “arraigo” laboral. Presentó documentos de 24 horas de elaboración para acreditar que trabajaba para una empresa ¡de su esposa e hijas! Con este argumento, entre otros pocos, el juez Alcócer le dio comparecencia con restricciones y no prisión preventiva. En muy poco tiempo sabremos si el juez Chávez modifica tal decisión.
Así, entre caimanes y lagartos, nos preparamos para votar. No lo hagamos a la ligera.
