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OPINIÓN/ MARÍA CORINA Y MADURO

Escribe: Luis Gonzales Posada.

 

 Hay una frase atribuida al Libertador Simón Bolívar: «Dios concede la victoria a la constancia» y esa frase es la ruta que guía el camino de María Corina.

 

María Corina Machado Parisca, ingeniera industrial de 58 años, sobrevivió en la clandestinidad 14 meses y durante 10 años no pudo salir al exterior porque fue implacable y cobardemente perseguida por el corrupto gobierno de Maduro, que llegó al extremo de prohibir a las compañías de aviación venderle pasajes para limitar sus desplazamientos a diferentes puntos del país y ofició a los hoteles que  no la alojaran, so pena de clausurarlos si lo hacían.

Estas restricciones no impidieron que la lideresa llanera recorra los pueblos y presida grandes manifestaciones a favor de la democracia, de la libertad y de los derechos humanos.

Lo hacía en moto, automóviles, camionetas, lanchas o a pie, sorteando, incluso, barricadas y retenes militares, así como agresiones de turbas chavistas.

De esa forma derrotó, sin disparar un tiro, a militares, policías y al protervo Servicio de Inteligencia Bolivariano que intentó bloquear su viaje a Oslo, Noruega, para recibir el premio Nobel de La Paz. La agredieron por levantar las banderas de la libertad y exigir respeto al resultado de la elección presidencial del 2024, donde el embajador Edmundo González obtuvo 72% de votos.

Ante ello, Maduro la acusó de «terrorismo» y «traición a la patria», mientras el mafioso ministro del Interior, Diosdado Cabello, sostuvo la estupidez de que «el Nobel es una subasta para el mejor postor».

Otros premiados que no concurrieron a la Academia fueron el jefe del sindicato polaco Solidaridad, Lech Walesa, en 1983, oculto del régimen totalitario. En 1991, Aung San Suy Kyi, de Birmania, con arresto domiciliario.

En 2010, Liu Xiaobo, disidente chino, critico del Partido Comunista y de visible actuación en las protestas de la Plaza Tiananmen, que no fue autorizado a salir del país. En 2022, Alex Bialiatski, encarcelado en Bielorrusia por defender las libertades y en 2023, Narges Mohammadi, activista iraní opuesta al uso del velo y a la pena de muerte, detenida en Teherán. Asimismo, el físico soviético, Andréi Sájarov, fue impedido de viajar por oponerse a los ensayos nucleares.

El antecedente más remoto lo encontramos en 1935, el escritor alemán Carl von Ossietzky, depositado en un campo de concentración nazi por oponerse al rearme. Hay una frase atribuida al Libertador Simón Bolívar: «Dios concede la victoria a la constancia» y esa frase es la ruta que guía el camino de María Corina.

Elegida diputada a la Asamblea Nacional el   2011, con la más alta votación registrada de la historia venezolana, fue defenestrada el 2013 y al año siguiente ganó las primarias de la Plataforma Unitaria con un contundente 93%, pero el chavismo no permitió su candidatura.

Audaz y rápida, seleccionó en su reemplazo a la maestra Corina Yoris, que tampoco pudo inscribirse y la sustituyó el embajador Edmundo Gonzalez Urrutia que venció a Maduro con el 73% de los sufragios, un resultado avalado por el grupo Carter, la OEA, ONU y la Comunidad Europea; sin embargo, Maduro se proclamó vencedor,  negándose a exhibir las actas electorales.

La patraña del tirano chavista ha sido respaldada por las satrapías de Cuba y Nicaragua, Rusia, Irán, Hamas y Hezbolla. Pero, tan grande ha sido la cobertura mundial del periplo emprendido por María Corina, que escapó disfrazada y con peluca, evadiendo diez puestos de control y emprendió una riesgosa travesía de diez horas por el encrespado mar Caribe hasta Curazao en una pequeña lancha de pescadores, que la cobertura de estos hechos han dejado en patético ridículo a un régimen hediondo y, al contrario, ha potenciado la figura de una mujer batalladora e indoblegable.

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