Se viene el Foro APEC y se viene el Puerto de Chancay. No hay manera de que el Perú desaproveche esta gran oportunidad.
No se trata de descalificar el profundo descontento del país con el gobierno. No se puede objetar el derecho a la protesta pacífica de la población. Pero sí se debe, exigir que no haya la mínima violencia. Tal como sucedió el miércoles 23 de octubre.
El arte de gobernar
No se atisba en el horizonte que el gobierno pueda ofrecernos una respuesta verosímil ante la creciente delincuencia. Ni siquiera a mediano plazo, mucho menos a corto plazo.
La sociedad peruana reclama una prueba de credibilidad. Ésa prueba es el cambio de gabinete, comenzando por el Primer Ministro y el Ministro del Interior. Y no se trata de cambio de nombres, se trata de recobrar la confianza del país. Un premier de la talla de Luis Carranza, un titular del Interior de la talla de Roberto Chiabra, darían esperanza al Perú. Digo dos nombres que tienen mucho que perder pero sólo estoy poniendo ejemplos. Ésta es la hora en que los hombres de bien tienen que ser capaces de arriesgar todo. Luego de APEC vendría la reestructura total del Consejo de Ministros.
¿Tendrá Dina Boluarte un repentino ataque de sensatez? Si no lo tiene, vendrá un 2025 sumamente difícil, sobre todo para ella. Su destino ya es complicado con las cosas como están, será fatal si insiste en rodearse de abundante mediocridad.
Aunque es de suponer que la presidente no tendrá tal rapto de lucidez, lo menos que podemos hacer es advertírselo. Si persiste en repetir que es una gran gobernante (pienso que ni ella se lo cree) sólo conseguirá provocar aún más la ira popular. Si lo que quería era hacer el gran negocio de su vida, mejor que vaya olvidándolo. A partir de que convoque a elecciones sólo será una mochila de piedras y se convertirá en “Dinita, la huérfanita”, con reservación asegurada en la sección mujeres de Barbadillo, en calidad de huésped inaugural.
El arte de gobernar requiere el consenso nacional y la tolerancia social. Si la presidente tiene interés en contar aunque sea con un poco de ello, debe renunciar a todo tipo de aspaviento y dejar el gobierno en manos de quien sí sepa algo de dicho arte.
Cambio de consigna
La protesta vigente de los transportistas es totalmente legítima y es compartida por los trabajadores de construcción civil, los comerciantes y los ciudadanos en general. La extorsión y el sicariato no son admisibles para nadie, salvo para los propios criminales.
El Perú necesita confiar en sus líderes para tener la convicción de que hay un rumbo trazado. Dina no cuenta con esa confianza. Se necesita a personas que se la puedan brindar. Abdique entonces, señora Presidente, de siquiera intentarlo. Llame a quien sí pueda conseguirlo. E intente sobrevivir.
Cambio de Constitución, cierre del Congreso o libertad para Castillo son consignas absurdas. Cambio de gabinete, por el contrario, es una proclama potente y viable. Y que además, puede sacarnos de esta crisis de inseguridad en la que estamos naufragando.
