OPINIÓN/ Un octavo retiro que pretende liquidar el sistema previsional

(El Montonero).- La izquierda, como todas las corrientes leninistas que priorizan el poder por el poder, sigue empeñada en destruir el modelo económico en el Perú, ya sea perforando la estabilidad fiscal –homologando el sueldo de los maestros jubilados con los activos de la primera escala magisterial– o promoviendo normas que implican la destrucción de las grandes vigas que han sostenido el modelo económico. Un modelo que redujo la pobreza del 60% de la población a 20% antes de la pandemia y del gobierno de Pedro Castillo.

Cerca del 80% de los fondos que existían antes de la pandemia ya han sido retirados

Destruir el modelo es una de las claves de la estrategia de la izquierda porque posibilita perpetuar la pobreza y el desarrollo de los discursos populistas y demagógicos. Uno de esos objetivos de la izquierda es destruir el Sistema Privado de Pensiones, convirtiendo el sistema previsional (pensiones de los jubilados) en uno de ahorro. Y es lo que ha sucedido con los siete retiros que, sorprendentemente, fueron alentados por la propia derecha. Hoy la izquierda propone un octavo retiro de las cuentas individuales que casi ya no existen

Si se concretara un octavo retiro se proyecta que saldrían del sistema más de S/ 26,000 millones, que sumados a los siete retiros previos representaría más de S/ 140,000 millones. En otras palabras, más del 80% de los fondos de pensiones que existían en las cuentas individuales de los trabajadores –antes de la pandemia– ya no existen como respaldo a los futuros viejos y jubilados de la sociedad. ¿Cómo se ha destruido el mayor ahorro privado de la historia nacional? ¿Por qué se traicionó una de las mayores reformas económicas de los noventa, permitiendo estos retiros que han descapitalizado a las AFP? ¿Acaso en el fondo se proponía destruir el sistema privado de pensiones y volver al sistema estatal de reparto en el que todos los trabajadores activos aportan a un fondo común con el que se paga a los jubilados? ¿Acaso no se sabe que el sistema de reparto encadena a las generaciones futuras y la economía en general –con el incremento del déficit fiscal estructural– a una deuda con los ancianos sin pensiones ni protección social?

Según la Superintendencia de Banca y Seguros existen 10 millones de trabajadores afiliados al Sistema Privado de Pensiones, cerca del 60% de la población económicamente activa en el Perú. Sin embargo, se trata de una cifra engañosa porque nueve de cada diez afiliados al sistema privado de pensiones no tiene posibilidades de conseguir una pensión por haber vaciado las cuentas individuales. Una cifra engañosa también porque los nuevos afiliados entienden el sistema como uno de ahorro, y luego de algunos años de aportes pretenden seguir presionando a los políticos demagogos para aprobar un nuevo reparto en el Legislativo.

El Congreso, pues, debe asumir clara consciencia sobre qué significa la destrucción del sistema previsional para la economía futura y las generaciones del mañana. En ese sentido una sana y urgente rectificación en el Legislativo pasa por cerrar para siempre las posibilidades de nuevos retiros y consolidar la nueva ley previsional que contemple diversos mecanismos de aportes a las cuentas individuales.

El Perú es un país con una deuda social inconmensurable con los futuros ancianos sin pensiones. Se puede argüir que las familias se encargarán de los desvalidos. Sin embargo, tarde o temprano, la sociedad, el Estado, tendrán que asumir la irresponsabilidad de los políticos que destruyeron uno de los sistemas previsionales más poderosos de la región, ya sea por ganarse el voto de la semana o por empujarnos al sistema colectivista de reparto, el sistema que sirve a los gobernantes de izquierda para robar el aporte de los trabajadores.