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DEL CENTRO AL SUR

Escribe: Aldo Lorenzzi Bolaños

 

El asesinato del candidato presidencial ecuatoriano, puede darnos una señal de que se debe de realinear ciertas políticas de Estado para toda la región, y no llegar a convertir América del Sur y sus países en lugares inhabitables.

 

Hace unos días la comunidad internacional, quedo impactada por el magnicidio al candidato a la presidencia de Ecuador, Fernando Villavicencio Valencia, el cual según los medios de comunicación del país norteño, ya estaba amenazado por grupos criminales en su país, desde hace algún tiempo.
Este hecho es solo la visibilidad más notable de la violencia que vive  esta parte de la región, ya desde algunos años, donde la violencia se ha normalizado a tal punto que en países como Perú, Colombia, Ecuador, Argentina  vivimos actos de violencia en el día a día.
Esta violencia ya casi generalizada, tiene muchos factores a tomar en cuenta, el primero es la corrupción que prácticamente ha llegado a escalar a los altos niveles de las instituciones públicas y parece imposible combatir. El segundo, la migración sin control, ya que hoy en día la migración se ha convertido en un problema para todos los países de la región, y otro es la pobreza; este factor podría ser uno de los más determinantes, ya que la pobreza es un caldo de cultivo para la criminalidad, sociedades con tejidos sociales destruidos, pérdida de valores en todos los niveles por nombrar algunos.
Hoy quizás estamos viviendo una realidad que veíamos lejana, que solo pensábamos que Centroamérica era la violenta en la región, sin embargo, la pobreza, la falta de Estado, la carencia de oportunidades para los jóvenes en toda la región, generaron espacios para la criminalidad y las grandes organizaciones delictivas transnacionales empezaron a operar.
El asesinato del candidato presidencial ecuatoriano, puede darnos una señal de que se debe de realinear ciertas políticas de Estado para toda la región, y no llegar a convertir América del Sur y sus países en lugares inhabitables. Esperemos que más allá de la indignación, los gobiernos sudamericanos combatan los problemas de fondo para que mejore la calidad de vida de todos los ciudadanos de esta parte del mundo.

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