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SUECIA SACO A LAS CALLES A LAS FFAA PARA COMBATIR LA DELINCUENCIA

El Gobierno de Ulf Kristersson está decidido a restablecer el imperio de la ley. Ordenó que el Ejército salga a las calles desde ayer para combatir a las pandillas de inmigrantes y ordena endurecer las leyes contra los indeseables.  

 

Cidade na Suécia tem protestos depois da circulação de um vídeo com livro sagrado do islã sendo queimado | Mundo | G1

 

“Exigimos que den la cara los que promovían la multiculturalidad y el buenismo de fronteras abiertas, porque por su estupidez la estamos pagando muy caro”.

 

El Gobierno de Suecia, el país escandinavo, líder europeo de la seguridad y la prosperidad, de casi 10.5 millones de habitantes, ordenó sacar el Ejército a las calles para combatir la delincuencia y deportar a los inmigrantes involucrados en delitos.
Altos cargos del Gobierno dijeron que es lo único que queda por hacer después que organizaciones socialdemócratas con alta influencia de la izquierda marxista “abrieran de par en par sus puertas a la inmigración sin discriminar su procedencia”.
En la actualidad, el 8% de los habitantes procede de un país islámico como Siria, Irak e Irán, muchos de ellos vinculados a organizaciones islámicas radicales-terroristas, y sudamericanos, principalmente venezolanos y colombianos.

Opiniones de ciudadanos suecos transmitidas mediante las redes sociales dicen: “que le pasen la cuenta y que den la cara, todos esos que promovían la multiculturalidad y el buenísmo progre de fronteras abiertas, porque nosotros, cuando exigíamos mayor control de los extranjeros, nos calificaban de nazis, racistas. Ahora vivimos la estupidez progre”.
En Suecia se han registrado 12 asesinatos en 20 días (3 en las últimas 24 horas). El gobierno, incapaz de contener el baño de sangre del crimen organizado, ha sacado al ejército a la calle.
“El Ejército, con respaldo de la población, ya brinda apoyo a la policía para enfrentar el incremento del número de asesinatos entre grupos rivales”, dijo el primer ministro sueco Ulf Kristersson.
La movilización del ejército para combatir la violencia callejera es algo novedoso y ha causado preocupación e inquietud en el resto de Europa. Forma parte de la política de mano dura de los nuevos gobiernos conservadores europeos.

 

Cien coches quemados en una semana: Suecia está sufriendo una ola de violencia e inseguridad sin precedentes

 

“Cuando nosotros exigíamos mayor control de los extranjeros y verificar su procedencia, nos calificaban de nazis y racistas”.

El país vive sumido desde hace tiempo en una oleada de violencia y homicidios vinculados a las pandillas callejeras. Esto genera una angustia en los ciudadanos, que en septiembre del año pasado votaron masivamente al partido identitario Demócratas de Suecia.
Desde entonces, Ulf Kristersson encabeza un gobierno conservador cuya principal preocupación es restablecer el imperio de la ley.
Ahora, el primer ministro ha anunciado el despliegue de “todos los recursos necesarios”para “derrotar a las pandillas”.
Esto incluye la movilización de unidades militares para colaborar con la policía frente a esta situación “extremadamente excepcional”. Además, el gobierno prepara un endurecimiento del código penal.

 

Escalada de violencia

Suecia despierta a la pesadilla de la violencia de las bandas criminales

 

Hace apenas unos días, una profesora de 24 años murió como resultado de una explosión vinculada supuestamente a la guerra del narcotráfico. Otro joven de 18 años murió durante un tiroteo, y un hombre fue asesinado con arma de fuego. El repunte de la violencia sume al país en su peor crisis desde hace décadas.
El gobierno busca atajar las “guerras de pandillas y niños soldado”con medidas a corto y a largo plazo. Con efecto inmediato, movilizará al ejército para apoyar a la policía en el ámbito logístico y de vigilancia. A largo plazo, el ejecutivo prepara una reforma legal para afrontar este desafío novedoso en el país.
Esta reforma legal consistiría en aumentar las penas para delitos violentos y endurecer las condiciones en materia de inmigración. El primer ministro ha apelado a la responsabilidad del resto de los partidos para aprobar estas medidas. Advierte de la gravedad de la situación, que además no tiene pinta de que vaya a mejorar.

 

Suecia. Incrementa la violencia por pandillas - Grupo Milenio

Según la policía sueca, el país vive sumido en una ola de violencia sin precedentes que se podría recrudecer en los próximos meses. “No parece que vaya a perder fuerza a corto plazo”, han asegurado, y lo definen como “violencia de tipo terrorista”. Ante este escenario, reconocen que están desbordados.
Suecia, un país poco acostumbrado a la violencia cotidiana, ahora lucha contra un enemigo desconocido.

Luchas internas

Los medios suecos han conectado el aumento reciente en muertes a un conflicto que tiene que ver con una organización conocida como la red Foxtrot, que está envuelta en luchas internas que la han dividido en dos facciones distintas.
El jueves pasado, Kristersson dijo que Suecia no había visto nada parecido antes, y que “ningún otro país en Europa” estaba experimentando este tipo de situaciones.

 

Europa. La desconocida guerra de bandas que preocupa a Suecia - Resumen Latinoamericano

Personas inocentes y niños están cada vez más siendo víctimas de la violencia.
El año pasado, más de 60 personas murieron en tiroteos en Suecia -el número más alto del que se tenga registro- y se espera que este año sea igual o peor.
Un reporte oficial del gobierno que se publicó en 2021 señaló que 4 personas de cada millón de habitantes estaban muriendo en tiroteos al año en Suecia, comparado con el 1,6 por millón del resto de Europa.

Un edificio afectado por una explosión en Linkoping, Suecia

Los atentados alcanzan diferentes áreas del país, como Linkoping, al sur.

La policía ha relacionado la violencia a la mala integración de los inmigrantes, un aumento en la brecha entre ricos y pobres, y el uso de drogas.
El gobierno minoritario de centroderecha de Kristersson, que llegó al poder con el apoyo del partido antiinmigración Demócratas Suecos, no ha podido aplacar la violencia.
Ha prometido avanzar con mayor vigilancia, penas más duras por violar las leyes de posesión de armas, poderes de deportación más estrictos y zonas de detención y registros, además de insistir en que “todo está sobre la mesa”.
Algunos críticos argumentan que las medidas han fallado a la hora de enfrentar las causas sociales detrás de la situación, tales como la pobreza infantil y los servicios comunitarios con pocos recursos.

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