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PERDÓN Y COMPASIÓN

Gustavo Blanco Ocharán

gblancociticars@gmail.com
Una de las manifestaciones concretas más sublimes del amor es el perdón porque evidencia que hemos elevado nuestro nivel de consciencia sintonizando el ser con la frecuencia más poderosa de la creación, el Amor. Amar a quien nos ama es hermoso y edificante; perdonar y expresar compasión para quien nos ofende o ataca es sublime y trascendente.
Cuando nos referimos al ser lo hacemos en alusión al Ser Esencial que es la semilla divina anclada en cada ser humano, deseosa de ser activada en el instante exacto del despertar espiritual cuyo proceso es único y propio. Cuando decidimos vivir desde el ser, dejamos de juzgar al ego y comenzamos a convivir con él, lo integramos; dejamos de considerarnos víctimas y asumimos el papel protagónico de nuestra existencia.
El Amor, con mayúsculas es la semilla creadora de la divinidad, por eso el amor divino es incondicional y eterno, atributos que lo tornan profundo y trascendente; nos referimos a ese tipo de Amor o sentimiento puro que supera toda dimensión física y emocional para vibrar armónicamente en el concierto eterno de las ondas moduladas del Universo, en la esfera invisible de la espiritualidad y la perfección que únicamente se puede recrear o procesar desde la intuición.
Si aceptamos que el ser humano es energía en permanente expansión o evolución, podemos afirmar que el Amor como sustancia divina es esencialmente energía pura, creadora, generativa y regenerativa, ilimitada y permanente; energía suficiente, autónoma, libre, generosa y abundante que siempre está y simplemente fluye.
Cuando comprendemos la existencia o presencia del Orden perfecto de la Creación, no podemos hacerlo sino a partir de reconocer el poder del Amor como ingrediente mágico que todo lo puede, todo lo acepta, lo sufre, lo cree, lo espera y lo soporta, en este sentido, afirmamos que el verdadero Amor también es, a partir de su misma esencia, perdonador y emerge libre de cargas y culpas.
Practicar la bondad del amor conquistando nuestro propio ser, es decir aceptando y regulando el ego; sentir afecto por los demás a través del amor fraterno; experimentar el amor de pareja ligado a la procreación o la convivencia y reconocer con humildad que somos parte del Todo y que esa totalidad es Dios que en esencia es Amor, ese Dios Supremo que no juzga ni sanciona sino que actúa como un gran observador de toda su creación, ese Dios Universal que no tiene dueño, ni monopolio ni verdad única, ni ideología ni cultura, ni espacio ni tiempo, el Dios de la Naturaleza que privilegia el equilibrio, la vida, la integración y la armonía.
Las Sagradas Escrituras, conocidas como la Palabra de Dios, puede tener muchas interpretaciones; pero existen lecciones comúnmente aceptadas como son el mensaje profundo del Amor en 180 grados que implica que nos amemos a nosotros mismos, al prójimo, a nuestra familia y a Dios vibrando en la misma frecuencia superior del Amor Incondicional.
El perdón no quiere decir olvido pero si superación; Jesús de Nazaret predicaba la filosofía del amor puro e incondicional, recomendando ante un agravio no reaccionar con violencia sino poniendo la otra mejía y respecto a la práctica del perdón, recomendaba hacerlo 70 veces 7 es decir siempre y como buen líder en los tormentosos momentos de la pasión ya crucificado cuando su cuerpo agonizaba en la carne, en esos instantes de inimaginable sufrimiento, clama al Padre para que perdone a esa humanidad ignorante y limitada que lo condeno injustamente implorando perdón también para ellos porque “no saben lo que hacen”.
Jesús fue un revolucionario que transformó la historia de la humanidad; enarbolando las banderas del Amor en cada una de sus prédicas, en este mes de diciembre que celebramos la Navidad como símbolo del nacimiento del Hombre-Dios; al margen de la precisión sobre la fecha  real en la cual nació, lo más importante es el mensaje que nos dejó: “Amarnos los unos a los otros”;  y como primer mandamiento “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente” y como segundo mandamiento “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Han pasado más de 2000 años entre ese antes y después de la presencia de Jesús de Nazaret y aun la humanidad soslaya la importancia del AMOR como instrumento puro y trascendente de convivencia y aferrados a decisiones autodestructivas nos negamos a reconocer la importancia del perdón y la compasión sabiendo que ambos favorecen  la elemental convivencia pacífica.
Jamás la reacción violenta frente a una agresión ha contribuido a la paz y a vivir en armonía; la violencia solo genera más violencia, quizás es momento de elevar nuestro nivel de consciencia y aceptar que todos somos elementos de la misma Fuente, que como seres humanos compartimos la semilla del amor, que las fronteras, las ideologías, los intereses económicos, las agendas políticas, la segregación racial, los estereotipos culturales, los nacionalismos y hasta la religión son elementos de división y desunión que van contra la armonía, la frecuencia y la vibración superior del Universo.
Que el Amor Incondicional prevalezca y que descubramos y practiquemos en nuestras propias experiencias el poder del perdón y la compasión para expandir nuestra consciencia en paz y armonía; amando, aceptando, comprendiendo, tolerando y perdonando siempre.
California diciembre 10, 2023.

One thought on “PERDÓN Y COMPASIÓN

  • William Víctor Barzola Reyes

    Excelente Gustavo se nota que saliste de las aulas salesianas un abrazo amigo espero verte en los 40 años

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