Las fuerzas que hoy rigen y prevalecen en el Perú son, lamentablemente, las fuerzas del mal: la falsedad, la cobardía, la traición, la mentira, el odio, el prevaricato, en resumen, una corrupción generalizada. Todas ellas van en contra de lo que establece la Constitución, las leyes, las normas, los tratados y las convenciones, actuando con una perversidad, crueldad, inmoralidad y tergiversación nunca antes vistas en nuestro país.
Ahí tenemos al Ejecutivo, al Legislativo, al Poder Judicial y a otros estamentos del Estado, incluyendo a las Fuerzas del Orden. Todos parecen hacer caso omiso del “debe ser”, actuando en beneficio propio y no a favor del pueblo, en una sociedad tan compleja y diversa como la nuestra.
¿Cómo es posible que, existiendo tantos estados de emergencia en ejecución en diferentes regiones del país y distritos de la capital, la criminalidad haya aumentado en todos los sentidos? En las últimas semanas, más que nunca, se han reportado asesinatos, robos, sicariatos, extorsiones, balaceras, ataques a buses llenos de pasajeros, donde incluso han estado inmersos personal de nuestra PNP (como el caso
de los lingotes de oro) entre otros delitos.
Es increíble que, de acuerdo a la ley – nos guste o no -, la señora Nadine Heredia, a solicitud suya, haya obtenido asilo por parte de la República del Brasil, así como el salvoconducto respectivo para salir del país, otorgado por el Estado Peruano. Es decir, se le permitió salir el mismo día en que debía presentarse ante el juzgado para escuchar la sentencia de 15 años de prisión efectiva dictada contra ella y su esposo, Ollanta Humala. Todo esto sin que la PNP tomara previsión alguna para evitar su salida, permitiéndole llegar a la embajada brasileña como si todo esto hubiese sido premeditado. Un acto que parece una burla al Estado Peruano y un posible anticipo de lo que podría ocurrir con Dina Boluarte en el 2026, al término de su mandato.
A pesar, de que la presidente Dina Boluarte afirmó recientemente en los medios que la inseguridad y el desborde de la violencia no son responsabilidad suya, un estudio Datum Internacional (2025), publicado por el diario El Comercio, señala que a nivel nacional un 52% de los encuestados considera que la jefa del Estado es la principal responsable de los problemas de inseguridad que enfrenta el Perú. Esto representa un aumento de ocho puntos porcentuales respecto al año anterior.
Además, un 62% de los peruanos considera que las leyes emitidas en materia de seguridad han favorecido a la delincuencia y apenas un 2% cree que las normas aprobadas por el Congreso han beneficiado a la ciudadanía. Para colmo, un 90% desconfía de la labor de jueces y fiscales en la administración de justicia, mucho de los cuales, como se sabe, son representantes del comunismo y del sector conocido como “caviar”.
Peor aún, el Viernes Santo falleció el Almirante Alberto Rivero Valdeavellano, quien el año pasado fue injustamente condenado a 18 años de prisión por la jueza Miluska Cano. Se trata de otro abuso desmedido y atropello de la mafia comunista y caviar contra los militares que derrotaron al terrorismo entre los años 80 y 2000.
Se pisoteó la ley y la Constitución, condenándolo sin prueba alguna mediante la figura de “autoría mediata”, utilizada por jueces y fiscales prevaricadores. Lo hicieron simplemente por haber sido representante de la Marina de Guerra del Perú (MGP), sin mando de tropa alguno, ante un general del Ejército que fue jefe en Ayacucho en 1984. Todo esto porque no quieren cumplir la Ley 32107, aprobada por el Congreso de la República.
Nos preguntamos entonces: ¿Dónde está el Ministro de Defensa, el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CCFFAA) y los Comandantes Generales de cada fuerza? No dicen nada al respecto. ¿Han cambiado de rumbo? ¿O todavía se sienten del otro lado y no del lado de los veteranos que vencimos al terrorismo?
¡Cuidado! El tiempo es efímero, y ahora se les ve como timoratos, miedosos y pusilánimes, con la cabeza baja ante el peligro que amenaza a la patria, a la cual juraron defender hasta morir, si fuera necesario. No vaya a ser que la historia los juzgue por no hacer lo que debieron hacer en su momento.
¡Les pregunto nuevamente!
¿A estas alturas del partido, Quién debería entonces, ponerle el cascabel al gato en el Perú? Creo, como he dicho otras veces, que esta labor le compete a una “Junta Cívico-Militar”