OPINIÓN/ Israel, Gaza y la verdad que no se debe olvidar
Escribe: Ricardo Sánchez Serra*
El conflicto no terminará con llamados vacíos a la paz, sino con hechos concretos. Hamás debe ser derrotado para que la región pueda aspirar a un futuro sin terrorismo ni opresión
La intervención de Israel en Gaza ha sido blanco de críticas desmedidas, carentes de fundamento. En el debate internacional se está olvidando lo esencial: las atrocidades que el grupo terrorista Hamás cometió contra la población civil israelí el 7 de octubre de 2023. Este no fue un acto de resistencia ni una operación militar legítima; fue una masacre premeditada que dejó huellas imborrables en la historia contemporánea.
El mundo no puede permitirse una memoria frágil. Los hechos de ese día son incuestionables. 1200 muertos. Más de 240 personas fueron secuestradas, y muchas de ellas aún permanecen cautivas. Los terroristas palestinos de Hamás ejecutaron crímenes de lesa humanidad, incluyendo ejecuciones sumarias, toma de rehenes y violencia sexual. No son meras acusaciones, son hechos documentados: cámaras en los kibutz captaron el horror, videos en los celulares de los propios terroristas evidenciaron su barbarie, y testigos han narrado el sufrimiento indescriptible de esos momentos. Human Rights Watch ha registrado múltiples violaciones graves del derecho internacional humanitario.
Cuando uno ve esos videos, es imposible no sentir indignación. Me hirvió la sangre al ver que, mientras los secuestrados eran trasladados en los convoyes de Hamás, algunos habitantes de Gaza celebraban y lanzaban piedras contra ellos. Ese comportamiento no puede justificarse, y mucho menos olvidarse.
Hoy, Israel es criticado injustamente por su intervención en Gaza, cuando en realidad se trata de su supervivencia como Estado. No hay espacio para la coexistencia con un grupo terrorista como Hamás, que ha demostrado con sus acciones que su único objetivo es la destrucción de Israel. A quienes atacan a Israel con argumentos antisemitas, habría que recordarles que la única solución para la paz no pasa por concesiones a Hamás, sino por su expulsión de Gaza. La liberación de los 58 rehenes que aún quedan y la erradicación de Hamás son los pasos necesarios para la estabilidad no solo de Israel, sino también para los gazatíes, quienes llevan décadas viviendo como rehenes en su propia tierra.
Las condiciones en Gaza son desgarradoras, pero hay que ser claros: el único responsable es Hamás, que ha sometido a su propia población a una vida de sufrimiento y represión. La reciente llegada de ayuda humanitaria, impulsada por la Fundación Humanitaria de Gaza con respaldo de Israel y EE.UU., fue boicoteada y saqueada por los mismos terroristas. La ONU, que se ha mantenido ambigua en su postura, se negó a apoyarla, y persisten dudas sobre su accionar. No olvidemos que, desde uno de sus edificios en Gaza, Hamás lanzaba misiles contra Israel, y algunos rehenes han denunciado haber estado secuestrados en sus instalaciones.
El conflicto no terminará con llamados vacíos a la paz, sino con hechos concretos. Hamás debe ser derrotado para que la región pueda aspirar a un futuro sin terrorismo ni opresión. Solo entonces los gazatíes podrán vivir con dignidad y libertad, lejos de los tentáculos de quienes los han mantenido
sometidos por tanto tiempo.
*Premio Mundial de Periodismo “Visión Honesta 2023”