Me amaste y cuidaste desde el primer instante que me conociste. Me enseñaste a caminar y luego, al crecer, me preparaste para enfrentar la vida y andar con la cabeza siempre erguida defendiendo mis principios ante el mundo.
Tus consejos se han convertido en el faro que guía mi camino, tu sabiduría y tu fortaleza son pilares de mi vida. Y, hoy, más que nunca, quiero decirte: gracias por ser mi papá.