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LOS LÍMITES DEL BUKELISMO

Escribe: Víctor Andrés Ponce

Director de El Montonero

 

Bukele se propone controlar precios y mercados

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha concitado el respaldo y los apoyos de los sectores no progresistas del planeta por la manera como ha enfrentado las amenazas a la seguridad, a la vida y a la salud de los salvadoreños de parte de las bandas criminales que antes controlaban el país centroamericano. Igualmente, ha convocado las legítimas simpatías de los sectores conservadores de la región por la defensa de los valores tradicionales de la sociedad occidental: el papel de la familia, las tradiciones religiosas y otros temas culturales de enorme importancia para el futuro de Occidente.

Sin embargo, desde el principio en Bukele se advirtió el gesto y el histrionismo de todos los caudillos latinoamericanos. Es decir, el caudillo redentor, al margen de derechas e izquierdas, que se siente predestinados a salvar sus respectivas sociedades. De alguna manera en ese hecho está uno de los límites estructurales del –por llamarlo de alguna manera– bukelismo.

Detrás de Bukele no hay un gran movimiento cultural previo, tampoco hay colectividades ni instituciones que existan al margen de su descollante liderazgo. Es evidente que este tipo de liderazgo no es compatible con una sociedad con instituciones firmes y enraizadas. Sin embargo, sus avances en contra el crimen organizado y sus batallas con el globalismo ideologizado de las corrientes progresistas y neomarxistas determinaban que estas limitaciones no se percibieran.

No obstante, algunas horas atrás las costuras del bukelismo saltaron por los aires. Nayib Bukele advirtió a los comerciantes mayoristas que detuvieran los abusos de los precios de los alimentos. “Paren de abusar del pueblo salvadoreño o no se quejen después. Yo espero precios bajos mañana o van a tener problemas”, dijo categóricamente, recordando todos los intentos infructuosos de los ex partidos únicos de la ex Unión Soviética, de los caudillos populistas latinoamericanos, de controlar los precios y los mercados.

El líder redentor, la encarnación del Estado, le dice a los mercados que no se sobrepasen y los límites del fenómeno bukelista se graban como una instantánea para la eternidad.

El combate a la nueva religión progresista que surge en el planeta solo se puede hacer echando mano de las mejores tradiciones occidentales, aquellas que posibilitaron construir los mayores espacios de libertad en la humanidad. Hablamos de esas tradiciones filosóficas y culturales que permitieron, por ejemplo, construir la mayor república de la historia, los Estados Unidos. Tradiciones que no solo se expresaban en ideas, sino también en poderosos movimientos colectivos de abajo hacia arriba, que transforman hombres y sociedades.

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