OPINIÓN/ Pánico a bordo
NO ATRACO
Escribe: Elmer Barrio de Mendoza
Hagamos nuestra parte: informarnos, involucrarnos y votar bien.
Hay quienes dicen que Dina Boluarte tiene que llegar a 2026 y hay quienes dicen que el Congreso ha tomado el Tribunal Constitucional y la Junta Nacional de Justicia y que hay que rebelarse.
Los primeros olvidan que hace menos de dos años se empecinaban en la vacancia de Pedro Castillo y defendían que ese proceso era plenamente constitucional (lo que es absolutamente cierto porque así está establecido en la Constitución). De modo que vacar a Dina es plenamente válido si se consigue la mayoría calificada de dos tercios de los congresistas.
Los segundos olvidan que todos los miembros del TC son elegidos por el Congreso con no menos de 87 votos porque así lo consagra nuestra carta política fundamental, que no hay otro modo posible y que así se ha procedido. También olvidan que tanto la Junta Nacional de Justicia como el procedimiento para su conformación fueron cambios constitucionales recientes, impulsados por el mitómano Martín Vizcarra y diseñados por un comité de aliados suyos. La elección de los nuevos integrantes de la JNJ ha seguido escrupulosamente el proceso establecido. A llorar al río.
Éstas solamente son las primeras señales de pánico.
Pánico en Palacio
La sinopsis (hoy día se dice tráiler) de “Los Waykis”, de próximo estreno, ha despertado el morbo nacional. El vínculo del argumento (y del reparto) con el actual gobierno es indisimulable y tendrá un efecto similar al tiro de gracia.
Es evidente el fracaso de la “estrategia” gubernamental contra la criminalidad desatada. Queda nada del plazo del ministro Santiváñez se dio a sí mismo para poner pies en polvorosa y los números importantes le dan la espalda (como era perfectamente presumible): El Comercio informó en primera plana que se comete un asesinato cada cuatro horas en el país. ¿Qué argumento se puede contraponer frente a ese hecho macizo?
Las contradicciones permanentes entre la presidente y su primer ministro y entre éste y miembros de su gabinete, a las que se suma el nada brillante “vocero presidencial”, dan una imagen incontestable de desgobierno.
La vocación incontrolable (e inútil) de la presidente por el quirófano reparador tampoco ayuda.
Los enredos del llamado “cofre”, no sólo no ayudan sino que complican el panorama ya sombrío.
Las movidas del hermanito lo conducirán tarde o temprano a prisión y el país tendrá la certeza de que tales movidas contaron con la complicidad de la presidente.
La presidente y el premier responden levantando la voz y demostrando malacrianza. Ésa es la principal prueba del pánico.
Hasta Biden viene con 600 “rambos” en manifestación de desconfianza y Xi Jinping decide inaugurar el Puerto de Chancay desde el Palacio de Gobierno por razones de seguridad, otro pésimo indicador.
La ira nacional contra Dina no es remediable. Es prácticamente imposible que llegue a 2026.
Pánico en la Plaza Bolívar
Para que los congresistas sobrevivan hasta 2026, primero tienen que llegar a abril de 2025. Allí Dina tendrá que convocar a elecciones y dejará de ser útil. Quienes la sigan soportando pagarán las consecuencias electorales de enfrentar la cólera nacional acumulada.
De hecho, el Legislativo ya puso reversa en materia de una reforma intrusiva en las carreras judicial y fiscal y anticipo que no aprobará el proyecto de ampliación del REINFO (aunque adoptará algunas medidas para los trámites de formalización en curso). Y vendrán otros retrocesos visibles.
Ya sabe el Congreso que no está en condiciones de seguir haciendo lo que le dé la gana. Y, por tanto, la conjunción de intereses será más difícil. A sobrevivir se ha dicho.
La consigna unitaria de lucha contra la criminalidad es unánime en el país y dos quintas partes de los peruanos le asignan la principal responsabilidad al parlamento. Quien quiera suicidarse que lo haga pero ya no arrastrará a tantos.
Pánico en la Avenida Abancay
Jorge Barata ha decidido cortar su “colaboración eficaz” con el Ministerio Público tras el requerimiento fiscal de prisión preventiva por el caso Gasoducto (no olvidemos que sólo hay una decisión de primera instancia). Tanto su abogado en Brasil (Kauffman) como su defensor en el Perú (Nakazaki) han señalado el ex Superintendente de Odebrecht Perú acudirá a la justicia brasilera (que ya sabemos qué dirá) y las instancias internacionales necesarias (han mencionado explícitamente a la Interpol y a la CorteIDH) para establecer que la violación del Acuerdo de Colaboración Eficaz corrió por cuenta de la fiscalía peruana y levantar cualquier restricción que el Sistema de Justicia del Perú pretendiera imponerle.
Ante esto, el clamor por transparencia crece indudablemente. No puede mantenerse el secreto sobre los términos de los Acuerdos de Colaboración Eficaz del Caso Lava Jato. Los peruanos necesitamos saber qué obtuvimos a cambio de conceder tanto a la corporación brasilera y a sus funcionarios. Eso podría explicar la bonanza inmobiliaria y automotriz de Vela y Pérez. De hecho el fiscal supremo Alcides Chinchay ya inició investigación preliminar contra ellos.
En paralelo, las declaraciones de Jaime Villanueva terminaron de destruir a Patricia Benavides pero abrieron la puerta a la indagación de múltiples delitos que involucran a los mismos Vela y Pérez, así como a Pablo Sánchez, Gustavo Gorriti, y Romina Mella y siguen nombres.
Por otro lado, el caso Chibolín ha evidenciado una hiperestructura de corrupción fiscal-judicial, cuya dimensión está todavía por conocerse.
Marita Barreto, no lo descuidemos, está suspendida y en tránsito a la destitución.
La nueva Fiscal de la Nación deberá tomar posesión ( y posición) muy pronto. Su destino depende en mucho de cómo se ubique.
El país tiene que salir de este escenario y no hay mucho tiempo para que recupere la confianza en sus autoridades.
Para romper el pánico se requiere líderes valientes que estén dispuestos a asumir las responsabilidades que la hora exige. Todo dentro de la Constitución.
Las próximas elecciones deberán determinar quién culminará la limpieza. O quién nos llevará al hoyo… ¡otra vez!
Hagamos nuestra parte: informarnos, involucrarnos y votar bien.
Nunca se espero nada de Dina B., pertenece al mismo partido de el impresentable Castillo.
No obstante, además de estar cumpliendo con lo que establece la constitución, su permanencia hasta el 2026 nos está dando estabilidad política y esto acompañado de que todos o casi todos los indicadores económicos son cada vez mejores, considero que solicitar su destitución sería un favor al comunismo. Aterricemos y votemos informados la próxima vez.