Nadie los miraba porque las luces de la prensa los santificaban mientras culpaban a otros y mientras Odebrecht obtenía todos los beneficios imaginables de parte de sus fiscales
En reciente entrevista al destacado penalista José Ugaz Sánchez-Moreno, la periodista Fátima Chávez condujo al abogado, con inteligencia y buenos modales, al ineludible tema del presunto desbalance patrimonial de los fiscales Rafael Vela, José Pérez y Marita Barreto. Hoy se sabe que, en los últimos años con indicios dignos de por lo menos sospecha, han adquirido estos tres fiscales (otrora héroes anticorrupción) bienes y servicios de dudoso origen.
Las investigaciones preliminares están por comenzar (Vela y Barreto) o en curso (Pérez) y pronto sabremos si hay elementos de convicción para formalizar la investigación preparatoria por enriquecimiento ilícito. En ese caso, kaput.
El doctor Ugaz, ex presidente de Transparencia Internacional intentó, por todos los medios, salvar a los indicados fiscales, señalando que nunca había habido suspicacia alguna respecto de la honestidad de los susodichos, a pesar de haber estado en plena luz pública durante varios años.
A este argumento vamos a referirnos, pero no vamos a negar que también dijo que igual hay que investigar. Por eso, antes de concluir el artículo, le haremos una pregunta que espero sepa responder con claridad.
Ilusionistas y modelos
No es ninguna novedad que los ilusionistas usan modelos especializadas con el propósito de distraer la atención del público mientras realizan la prestidigitación. Lo sabemos pero igual admiramos el arte de la magia.
Lo que ha dicho el doctor Ugaz tiene fácil explicación: mientras los fiscales Vela, Pérez y Barreto actuaban como arcángeles de la justicia anticorrupción, casi todos estábamos (no todos, menos mal) concentrados en los investigados y los denunciados y en las “pruebas” (que nunca llegaron) que había ofrecido Odebrecht. Esto en el caso de Vela y Pérez.
Nadie los miraba porque las luces de la prensa los santificaban mientras culpaban a otros y mientras Odebrecht obtenía todos los beneficios imaginables de parte de sus fiscales benefactores, pero nada permanece oculto para siempre.
El caso de Barreto es similar, a nivel menos elaborado, con Sada Goray y compañía. Lo cierto es que allí cayó Patricia Benavides y que, en versión chicha, es más de lo mismo.
Dejemos que las investigaciones prosigan entonces y que lleguen hasta el final. Menos mal que ahora hay otra Junta Nacional de Justicia, porque la anterior se ha ido reconociendo que no atendió 36 denuncias y permitió que durmieran hasta que los plazos vencieron. Negligencia punible, al menos.
La pregunta del millón
Todos sabemos que el doctor José Ugaz fue Presidente de la Junta Directiva de Transparencia Internacional, el máximo cargo mundial de la organización, entre octubre de 2014 y octubre de 2017. Unos pocos sabemos que luego fue (creo que sigue siendo) miembro del Directorio de Transparencia Internacional Brasil.
Creo que somos menos los que sabemos que, entre uno y otro cargo, Transparencia Internacional Brasil otorgó un reconocimiento formal de prácticas responsables a la corporación más putrefacta de ese país y la ascendió diez posiciones en el ranking de empresas menos corruptas del gigante sudamericano.
La pregunta es: dados los cargos que ocupó ¿estuvo al tanto de esta obvia ingenuidad (o farsa)? Supongo que usted tampoco duda de que Odebrecht jamás se reformó y que sólo capeó el temporal con ayuda de entidades que se presumen abanderadas de la anticorrupción pero que al final acaban de tontos útiles de algunos grandes corruptos?
Otro día hablaremos de la investigación que afronta Transparencia Internacional Brasil ¿por el uso irregular de casi quinientos millones de dólares durante Lava Jato? Asumimos, en principio, que la inocencia presunta es un derecho fundamental. Pero esto lo veremos otro día.