DESTACADASOPINIÓN

CAPITALISMO, CAPITAL HUMANO Y LA VELOCIDAD HACIA EL DESARROLLO

La historia moderna de los últimos dos siglos demuestra, con absoluta claridad, que el capitalismo es el único modelo que posibilita el camino al desarrollo, la construcción de estados de derecho y el florecimiento de las libertades. A Occidente alcanzar la prosperidad y consolidar las libertades le tomó dos siglos, aproximadamente. A los países del sudeste asiático (Corea del Norte, Taiwán, Singapur, entre otros) les demandó tres décadas. Y en el caso de China, más allá del experimento del capitalismo de Estado y papel del Partido Comunista Chino, los bolsones de capitalismo lograron reducir la pobreza y expandir las clases medias como nunca antes en la historia de la humanidad en apenas tres décadas.

Debate urgente y necesario para relanzar el crecimiento de la economía

¿Cuáles son las claves para acortar el tiempo en que una sociedad llega al desarrollo? Es evidente que los países asiáticos y China aprendieron que el capitalismo no solo es dinero, inversión y frenéticas compras y ventas en los mercados, sino que en determinado estadio del crecimiento es imposible seguir avanzando sin capital humano y sin infraestructuras.

En el desarrollo del capitalismo peruano, como se dice, falta de todo, a tal extremo que comienza a ser complicado definir a nuestro modelo como economía de mercado. Falta Estado de derecho e imperio de la ley, falta respeto a los derechos de propiedad, existe una sobrerregulación parecida a las de los sistemas soviéticos y, uno de los hechos más graves, falta capital humano e infraestructuras.

El Perú ha llegado a un momento del capitalismo en que es imposible seguir creciendo sin capital humano ni infraestructuras. Se puede avanzar en la desburocratización del Estado, se puede ajustar la trayectoria fiscal con un nuevo gabinete y un nuevo ministro de Economía; sin embargo, si no hacemos nada en cuanto a la reforma de la educación ni a la reforma del sistema de salud, y si no se resuelven los problemas de infraestructuras que bloquean la conectividad de la sociedad y los mercados a nivel nacional e internacional, todo será como disparar a las moscas.

Corea del Sur y los demás tigres del Asia entendieron que las primeras reformas que atraen capitales e inversiones en recursos naturales, y que demandan una macroeconomía prudente, son relativamente fáciles. Lo difícil es saltar de una sociedad de ingreso medio –como la peruana– hacia la ruta del desarrollo. Un objetivo de ese tipo no solo se logra consolidando un Estado de derecho, sino también creando una fuerza laboral capaz de competir con todos los trabajadores del planeta en innovación y creatividad en todas las áreas de la economía, incluida la revolución digital. De alguna manera, pues, los países asiáticos pasaron de la industria del ensamblaje de autos a la creación de sus propios autos, hasta competir en las tecnologías de la revolución digital. Allí, pues, está el desarrollo.

Algo así hubiese sido imposible sin puertos, aeropuertos, carreteras, autopistas, trenes y conectividad digital que enlazaran a los mercados, los centros de producción con las áreas de exportaciones. Ese milagro se llama infraestructuras.

Cuando los países no avanzan en el desarrollo de su capital humano y sus infraestructuras, incluso los estados de derecho se tambalean, tal como sucede en el Perú y la mayoría de países latinoamericanos. Hoy en el país el Estado de derecho se tambalea por la judicialización de la política y la erosión generalizada de las instituciones. Y de una u otra manera, se abre la posibilidad de la involución colectivista y la consiguiente generalización de la pobreza.

No es extraño que este escenario se presente en medio de la incapacidad nacional para reformar el sistema educativo, el sistema de salud y el increíble atraso en las inversiones en infraestructuras.

Si el Perú reaccionara estaría en condiciones de acelerar su camino al desarrollo; incluso a mayor velocidad que los países asiáticos, porque el capitalismo es constante aprendizaje de los éxitos de otros.

TOMADO DE: EL MONTONERO

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *