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MISIÓN CIVILIZADORA

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza

 

La Agenda 2030 es el nuevo catecismo. Aprobada por la ONU en 2015, contiene los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible. Van nueve años, quedan seis. Ni uno de los diecisiete está cerca de alcanzarse

 

Era entonces la carrera imperial de los estados europeos que disputaban el territorio mundial. Eran los siglos que sucedieron a los grandes descubrimientos, que así llamaron los europeos a su llegada a ciertos espacios y pueblos, desconocidos o poco conocidos por ellos. Su conducta general (sangre, fuego y esclavitud) en el origen, fue cuestionada por no pocos desde el principio. Se necesitaba un discurso explicativo y apareció aquel de la “misión civilizadora de la raza blanca”.

En resumen, la civilización era europea y cristiana, el resto era barbarie. Por tanto lo que hacían los europeos era una misión: llevar la civilización a los bárbaros, a los salvajes. Se discutió incluso, por ejemplo, si los nativos americanos eran seres humanos o animales. La conversión forzosa del paganismo al cristianismo era consustancial a la misión. Largo rato duró la misión blanca, hasta el siglo XIX al menos. Luego vino un período liberal y de movimientos de liberación nacional, que abarcó parte del siglo XIX y mucho del siglo XX. Hasta que…

Una nueva religión

El catecismo fue la gran herramienta de la misión. La Biblia era inaccesible salvo para un cierto clero privilegiado. El catecismo la sustituía con ventaja divulgativa.

Conforme las ideas laicas fueron ganando terreno, conforme las ideas socialistas (particularmente el marxismo) fueron ocupando espacios políticos significativos, los grupos tradicionales de poder fueron requiriendo, con cierta tardanza, un discurso ideológico más refinado y moderno. Encontraron dos: uno, la actualización de la Escuela de Manchester, con una serie de variantes que le dieron dinámica de debate intelectual y, otro, el de la interseccionalidad que se presentaba de izquierda (buena idea, el marxismo se había anquilosado, su variante más inteligente, el eurocomunismo de Gramsci y Berlinguer, murió con la desaparición temprana de Enrico).

La izquierda interseccional de hoy nació y creció funcional al capital corporativo. Nunca tuvo interés en identificar una contradicción principal para proponer un modelo alternativo de gestión pública. Por el contrario promovió (incluso inventó) la existencia de una gran diversidad de contradicciones menores y antagónicas que garantizan tanto inocuidad como bullicio y esto permite que las sociedades sean relativamente ingobernables y sus economías sean fáciles de penetrar mediante distintos medios de bajo costo y alto rendimiento.

No sé si va claro pero la izquierda interseccional en el Perú son los caviares (no se molesten y no pregunten qué cosa es caviar porque el que pregunta eso es caviar).

Aquí han elegido dos temas prioritarios: la anticorrupción y el género, al lado de varios otros que aparecen cuando se requiere.

Los caviares son predominantemente blancos y se asumen impolutos aunque varios de sus exponentes estén en la cárcel o a un paso de ella justamente por corruptos. Los caviares son liberales vergonzantes en materia sexual y siguen a Vitit Muntarbhorn, que sostiene que hay más de cien géneros y que se vinculan de modo heteróclito. Que esta visión pueda habilitar la pedofilia no les interesa. Que esta visión pueda conducir a la modificación quirúrgica del sexo de niños y adolescentes, tampoco. Y así.

Las vacunas y sus efectos secundarios no se pueden discutir. Los factores no antropogénicos del cambio climático, tampoco. ¡Estás contra la ciencia! ¡Eres terraplanista! son respuestas frecuentes de los interseccionales.

Un catecismo ad hoc

La Agenda 2030 es el nuevo catecismo. Aprobada por la ONU en 2015, contiene los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible. Van nueve años, quedan seis. Ni uno de los diecisiete está cerca de alcanzarse. Los interseccionales son especialistas en no lograr nada. Ya vendrá una nueva agenda.

Mientras tanto, Big Pharma hizo el mayor negocio de su historia. La cirugía transgénero se convirtió otra fuente de pingües ganancias. Los grandes escándalos de corrupción quedaron en nada y el país que en promedio redujo más sus emisiones de efecto invernadero fue China, donde los interseccionales no tienen nada que ver.

Mientras tanto, su influencia política se ha reducido sensiblemente en Europa y está generando el efecto contrario. Alguien pensaría que, en el fondo, esa es su verdadera misión.

No en vano sus principales líderes mundiales habitan las universidades norteamericanas.

 

 

 

 

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