Esperemos un milagro para que el despropósito no pase, pero más que eso, que el electorado tome nota y tenga conciencia de lo que está pasando
Sin un mínimo de pudor político y al margen de los valores de la ética pública, la Comisión de Constitución y Reglamento del Congreso aprobó el dictamen que permitiría a los actuales parlamentarios realizar actividades proselitistas, principalmente, durante la “semana de representación”, bajo el argumento de que estas forman parte de su labor como representantes. Aunque es discutible, porque el nivel de gran parte de los congresistas está demostrando que no diferencian entre funciones y competencias, con proselitismo electorero.
En concreto, buscan, amparados en su prepotencia, eximirse del principio de neutralidad política, de honrar el marco del código de ética del servicio público; así como de la ley electoral que deben guardar los servidores públicos, constituyendo su conducta, no solo un monumento a la sinveguencería en busca de ventajas, sino la confirmación de una conducta delirante en el desembalse de normas efectistas para ayudar su objetivo de reengancharse en el próximo Parlamento.
El dictamen, todavía tendrá que “debatirse”en el Pleno; pero, es obvio que los contrapesos para evitar se consume el despropósito son, cuando menos en teoría, débiles, en relación a los que estarían de acuerdo, pues la manera como se colgaron de la necesidad del restablecimiento de la Cámara de Senadores, introduciendo de contrabando la reelección inmediata disfrazada y favoreciéndose con crearse un grupo privilegiado para eximirse del requisito de la edad mínima de 45 años, por ser haber sido diputado o congresista, nos notifica que el tema de la ética y el pudor, también estaría perdido en este caso, pues el antecedente condena a todos.
En otras palabras, le mediocridad y la viveza saldrán con su gusto fortaleciendo una competencia electoral que se avizora totalmente dispareja en cuanto a la desigualdad del piso de inicio, pues no solamente es el tema (proselitismo en ejercicio de funciones) que nos ocupa, sino otros que se están pasando por alto, sin el pronunciamiento del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), máxima autoridad en materia electoral, como las inocultables y tremadas ventajas de los partidos (unos más y otros menos) que tienen representación parlamentaria y bancadas en el actual Congreso.
Si señalamos, empecemos por que los que tienen representación parlamentaria gozan de trasferencias por cientos de miles de soles del tesoro público, recursos que están siendo mal utilizados en relación a los objetivos de la trasferencia, hay partidos que pagan sueldos a sus dueños y a personal que está en las calles haciendo proselitismo electoral; el escandaloso incremento del número de contrataciones de personal para los despachos, bancadas, así como para la creación de programas innecesarios o por lo menos poco urgentes y comisiones investigadoras inútiles sin resultados, es utilizado “en la campaña”; la “semana de representación”pagada fuera del sueldo; bonos, etc., son, así pretendan disimular, una forma de cuotear los recurso públicos para comprometer adhesiones y encubrimientos.
Todos esos recursos le cuestan al Estado y se están utilizando en campaña, desde hace tiempo, en favor de los reeleccionistas y obviamente de sus partidos. Por tanto, eso de que los parlamentarios no utilizan recursos públicos, es falso, sí lo utilizan, la diferencia con alcaldes y gobernadores, es que no son titulares de pliego. Opino.
se trata de que asúmanos responsabilidad y no votemos por quienes hacen del poder político un instrumento de prepotencia
Entonces, el escándalo no solo es el de la improductiva y tramposa “semana de representación” pagada, sino las sinecuras y preeminencias de las que gozaran los reeleccionistas en relación con las candidaturas que no tiene representación en el actual Congreso, lo que obliga a un mínimo de restricción de las ventajas como la suspensión de la “semana de representación” y “licencia” para quienes van a la reelección, porque el poder político que ostentan, es y significa ventaja las 24 horas del día , más si soslayan el principio de neutralidad en el proceso electoral.
Esperemos un milagro para que el despropósito no pase, pero más que eso, que el electorado tome nota y tenga conciencia de lo que está pasando; no se trata de decir simplemente que “se vayan todos”, “no me representan”, “el Congreso tiene cero % de probación”o es “un nido de mediocres”; se trata de que asúmanos responsabilidad y no votemos por quienes hacen del poder político un instrumento de prepotencia que atenta contra la libertad de elegir, creando condiciones en las que hay ventajas evidentes que deslegitiman las elecciones. Aunque pedir conciencia suena a “romántico”, toda vez que vemos cómo los que, a través de su representación política en el Congreso, soslayan la necesidad de la transparencia tienen seguidores, abrigamos la esperanza de que se tome “debida nota”.
En todo caso, veremos cómo votan en el Pleno los partidos que pregonan cambios, no vaya ser que todos confirmen que han perdido los escrúpulos y atentan contra la transparencia del proceso electoral y se alineen con el Presidente de la Comisión de Constitución en su alegato “que más bien aprobaba esta norma para revertir la mala imagen de los congresistas frente a la ciudadanía” (No faltaba más)