OPINIÓN/ Dina caerá sola
Escribe: Elmer Barrio de Mendoza
Dina se irá en olor a detritus. A nosotros -a todos los peruanos- nos toca salvar al país.
Menos de 5% de aprobación es una cifra insufrible. Dina y el Congreso la comparten. Ni la presidente ni los congresistas pueden exhibirse ante la población sin tener que soportar la indignación ciudadana. Entonces se recluyen en sus respectivos ámbitos de protección, cada vez más reducidos. La negativa del permiso a la presidente para viajar a la Asamblea General de la ONU es sólo una señal de lo que vendrá en los siguientes meses.
El escenario oficial
Cada uno de los congresistas tendrá que evaluar tres cosas. Una, qué beneficio obtienen de seguir sosteniendo a Dina Boluarte. Dos, cómo hacen para terminar a salvo (sin denuncias plausibles) su gestión congresal. Tres (sólo para algunos), cómo pueden postular con éxito al próximo Senado.
En ninguna de estas consideraciones, Boluarte sale bien librada. Los congresistas ya no la necesitan y podrán vacarla este o el próximo año apenas les resulte ventajoso.
Por otro lado, el Sistema de Justicia está desplomándose. La putrefacción en el Ministerio Público y en el Poder Judicial es ahora demasiado evidente hasta para quienes no tienen interés en la política, gracias al affaire Chibolín. La cosa es aparentemente más grave en la Fiscalía pero también es muy seria en la judicatura. Más perturbadora aún en la Junta Nacional de Justicia, cuyo sesgo ya es tan evidente como inaceptable.
Y lo peor es que la presidente y los congresistas, varios ex presidentes, muchos líderes políticos, una ex alcaldesa presuntamente limpia y ahora embarrada hasta el cuello y más de un periodista, son ahora protagonistas de prisiones preventivas y comparecencias restringidas.
Dios le dijo a Abraham: ¡Basta que haya diez inocentes y no destruiré Sodoma y Gomorra! No había diez y aquí, en nuestra escena oficial, tampoco.
El escenario social
El senderismo fracasó en su insurgencia pro Castillo y se agazapó. Eso hace el senderismo. Se oculta apenas huele la derrota, siempre esperando la ocasión de reaparecer.
El movimiento woke (que quiere pasar como izquierda moderna) demostró carecer de la mínima autoridad moral y de toda competencia para la gestión pública. Adicionalmente, varios de sus representantes visibles están comprometidos en denuncias e investigaciones muy avanzadas.
Igual podemos decir de sus aliados en los medios y en el Sistema de Justicia. De su gran bandera -el Caso Lava Jato- sólo queda el encubrimiento que brindaron a Odebrecht. Sabremos pronto el precio de ese encubrimiento.
La mayoría de las ONGs (que se autoproclaman “sociedad civil” y que crean todo tipo de “organizaciones” de nula representatividad) tienen todo tipo de cuestionamientos y prácticamente cero resultados. Podrán suscribir todo tipo de comunicados, pero eso no cambia el hecho de que los “abajo firmantes” no alcancen un dígito decente en materia electoral.
La población está ampliamente insatisfecha y molesta y eso es negativo en general, pero puede tener un aspecto positivo.
¿Qué quieren los peruanos?
Sólo plantearse esta pregunta en serio diferenciará a los buenos de los malos. Me arriesgaré a aproximar una respuesta.
Los peruanos quieren:
-
Seguridad ciudadana
-
Inversión, empleo e ingresos decentes
-
Servicios públicos de calidad: infraestructura, educación y salud principalmente
-
Política exterior consistente y seguridad en nuestras fronteras
-
Conservación del patrimonio natural y cultural de la Nación