DESTACADASOPINIÓN

OPINIÓN/ El Perú y su aviación: entre la gloria del pasado y la indiferencia del presente

Escribe: Alexandre Ridoutt Agnoli

 

La aviación no puede seguir siendo un capítulo olvidado; necesita de un compromiso conjunto entre Estado, sector privado y sociedad

Asistí al 110° aniversario del Aeroclub del Perú, donde César Castillo Vargas, “el Chino”, piloto y paracaidista, descendiente y hoy patriarca de una familia profundamente ligada a la aviación y al paracaidismo en nuestro país, tuvo a su cargo el discurso de orden. Su intervención fue “brillante”: fue un recorrido histórico que evocó a los pioneros y héroes de la aviación, desde los primeros sueños de volar en tiempos ancestrales hasta figuras como Jorge Chávez Dartnell, quien en 1910 se convirtió en leyenda al cruzar los Alpes, así como tantos otros aviadores que arriesgaron su vida para abrir rutas en un país de geografía indómita.

El discurso estuvo lleno de recuerdos memorables, pero en el fondo fue una llamada a la reflexión o mejor dicho, una llamada de atención para las generaciones de aviadores que estuvimos presentes y ausentes: ¿qué hemos hecho o dejado de hacer por la aviación nacional? Con la historia y antecedentes que tenemos, resulta doloroso aceptar que tuvieron que llegar empresas y capitales extranjeros para recién despertar y consolidar la aviación comercial en el Perú.

No es por falta de talento. Ha quedado demostrado que, a pesar del enorme potencial y de la calidad profesional de los peruanos, el Estado y el sector privado nunca estuvieron a la altura de las circunstancias en materia aeronáutica.

En 1933 el Perú ya se había convertido en pionero regional en la construcción de aeronaves: en los talleres que hoy conocemos como SEMAN se ensamblaron los primeros Caproni Ca.113, dando origen a nuestra incipiente industria aeronáutica. Años después, en el aeródromo de Collique, un imponente hangar fue testigo del intento de dar vida a INDAER, un ambicioso proyecto que buscaba consolidar la industria aeronáutica nacional, pero que terminó frustrado por la falta de apoyo y visión del Estado. La ausencia de continuidad redujo aquellos esfuerzos a meros ciclos inconclusos que hoy nos condenan a depender del extranjero.

También tuvimos gigantes de la aviación comercial, como Elmer Faucett, pionero que incluso llegó a construir aviones en el país y que fundó una aerolínea que durante décadas integró las tres regiones del Perú, conectando de norte a sur y de la costa a la selva. Sin embargo, la ausencia de políticas públicas de incentivo y protección, sumada a una administración deficiente, terminó por sepultar lo que pudo ser hoy nuestra línea de bandera privada, capaz de surcar los cielos del mundo.

Lo mismo ocurrió con SATCO, Aerolíneas Peruanas, Aeroperú y muchas otras empresas de capital privado. Aeroperú, que llegó a convertirse en emblema nacional y logró resistir la crisis económica de los años ochenta, terminó privatizada en 1993 y entregada a capitales mexicanos, asfixiada también por la mala gestión y el clientelismo estatal. Así se repite la historia: empresas que nacen con entusiasmo y visión, pero son derrotadas por el mismo mal endémico, hasta que, al final, rematamos nuestras compañías y subastamos nuestros cielos, quedándonos finalmente sin nada. La historia se repite porque arrastramos un defecto nacional: dar prioridad a lo ajeno antes que fortalecer lo propio.

Por eso, el hecho de que la máxima autoridad aeronáutica del país, el Director de la DGAC, se haya excusado de asistir a tan magno evento como el 110 aniversario del Aeroclub, no es un detalle menor: es una prueba más de que el Estado sigue siendo indiferente frente a la importancia estratégica de la aviación para un país con una geografía tan complicada como la nuestra.

Aún más, resulta urgente que la autoridad asuma un rol activo en la construcción de una cultura de identidad aeronáutica nacional. No se trata solo de regular vuelos y otorgar permisos, sino de garantizar que las futuras generaciones de aviadores conozcan y valoren la grandeza de nuestros antepasados. Sería fundamental que todas las escuelas de aviación en el país incluyan de manera obligatoria en su currículo la historia de la aviación nacional, para que cada piloto, cada técnico y cada profesional de la aviación se forme con orgullo de nuestra herencia y no con la falsa idea de que todo lo valioso solo proviene del extranjero.

Esperemos que no tengan que pasar otras dos décadas más para comprender lo obvio: el Perú necesita una autoridad aeronáutica independiente, profesional y comprometida con la historia y el desarrollo de la aviación comercial. La aviación no puede seguir siendo un capítulo olvidado; necesita de un compromiso conjunto entre Estado, sector privado y sociedad para volver a volar alto y honrar a quienes alguna vez hicieron del Perú un referente de la aviación regional y mundial.

 

4 comentarios en «OPINIÓN/ El Perú y su aviación: entre la gloria del pasado y la indiferencia del presente»

  • Muy buen artículo mi estimado Alex, hay que difundirlo. Saludos

    Respuesta
  • José Amadeo Vigil Ferreyra

    Excelente Alexander da gusto saber que hay personas que se preocupan por la Aviación y su desarrollo he leído varios artículos tuyos ojalá hubieran otras personas qué se preocupen por la Aviación de nuestro Perú un abrazo

    Respuesta
  • Gracias por tus artículos sobre nuestra aviación Alexander, son directos y oportunos y eres un ejemplo a seguir con tus acertados comentarios! Seguiremos enfrentando al muro sordo y ciego que inunda a nuestro gobierno y autoridades. Un fraterno abrazo

    Respuesta
  • Alexander, Excelentes comentarios sobre el discurso de Cesar Castillo, (Felicitaciones a Cesar), que fue una verdadera ecografía, radiografía y tomografía de nuestra aviación – Es lamentable que nuestras autoridades que son las llamadas a representarnos y a la vez auspiciar y proponer cambios estemos en radio silencio

    Muy bueno tu articulo y solo nos queda seguir que ya pasamos hace rato el Punto de No Retorno
    Saludos

    Respuesta

Responder a José Amadeo Vigil Ferreyra Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *