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OPINIÓN/ Momento de Silencio, No de Especulación

Escribe:  Alexandre Ridoutt Agnoli

 

Sobre el accidente de la Alférez FAP Ashley Vargas y el deber de esperar la verdad con respeto

La desaparición y posterior hallazgo de los restos de la aeronave en la que volaba la alférez FAP Ashley Vargas Córdova, en una misión de instrucción sobre el mar de Pisco, ha generado una profunda conmoción en el país. Durante 16 días, la búsqueda ininterrumpida unió a la Fuerza Aérea del Perú, la Marina de Guerra, el Ejército, la Policía Nacional, entidades civiles y ciudadanos voluntarios. A todos ellos, corresponde un sincero reconocimiento por el esfuerzo desplegado.

Sin embargo, mientras se mantenía la operación de búsqueda y rescate más compleja de los últimos años, las redes sociales y algunos medios comenzaron a propagar hipótesis no confirmadas, juicios precipitados e incluso desinformación sobre el estado de la aeronave, los equipos, el entrenamiento o la estructura misma de la FAP.

El respeto también es una forma de justicia

La prioridad hoy debe ser una sola: acompañar a la familia del alférez Vargas con respeto, y permitir que los especialistas realicen una investigación técnica seria y rigurosa sobre lo ocurrido. No se puede, ni se debe, llenar el vacío con conjeturas. Lo responsable, lo humano y lo patriótico en este momento es guardar silencio hasta que hablen los hechos.

La aeronave ha sido localizada y los restos se encuentran en proceso de recuperación y análisis. Solo después de que se evalúen los datos objetivos, condiciones meteorológicas, parámetros del vuelo, registros técnicos y estado de los restos será posible conocer con base científica qué ocurrió y por qué.

Ni aviones “viejos” ni excusas fáciles

Decir que el avión “era viejo” o que “los equipos estaban vencidos” sin evidencia es no solo imprudente, sino una forma de banalizar un hecho trágico y complejo. La aeronáutica, tanto civil como militar, se rige por normas estrictas de mantenimiento, inspección y renovación que no pueden juzgarse desde la apariencia ni el rumor.

Cualquier accidente aéreo y más aún en entrenamiento militar debe analizarse con criterios técnicos, no políticos ni emocionales. No se trata de ocultar verdades ni de blindar instituciones, sino de defender la seriedad de los procesos frente a la facilidad de opinar sin datos.

Una nación que honra a sus servidores espera con dignidad

El alférez Ashley Vargas no solo era una joven oficial en formación, sino un símbolo del esfuerzo, vocación y coraje que cientos de aviadores peruanos asumen día a día, muchas veces lejos de cámaras y titulares. Honrar su memoria no es buscar culpables sin pruebas, sino exigir verdad con rigor y con la serenidad que su familia y sus compañeros merecen.

Ashley Vargas: hallan cuerpo de alférez en cabina del avión tras 16 días de búsqueda - Buena Pepa

La FAP, como toda institución que opera bajo riesgo, debe dar explicaciones fundadas cuando corresponda. Y seguramente lo hará. Pero antes de exigir respuestas, debemos permitir que se hagan las preguntas correctas, con las herramientas adecuadas, y sin la presión destructiva del espectáculo mediático.

Un llamado a la madurez colectiva

El Perú atraviesa un momento en que las redes sociales, los medios y hasta la política confunden rapidez con verdad. Pero en materia de seguridad aérea, la verdad requiere tiempo, pericia y evidencia. No adelantemos conclusiones.

No usemos el dolor ajeno como combustible para agendas personales. Y sobre todo, no olvidemos que en el centro de esta tragedia está una vida perdida y una familia que espera respuestas, no rumores.

La verdad no grita, no acusa ni insulta. La verdad se investiga.

Por respeto a Ashley, a su familia y a la institución que representaba, mantengamos el silencio prudente hasta que los hechos hablen.

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